Con cubrebocas, pero ya sin miedos, habitantes de comunidades visitan a quienes le dieron la vida en su morada final
Lucero Natarén / Aquínoticias
A más de un año de la pandemia en Chiapas, parece ser que la vida en las comunidades, por lo menos las de Tonalá, poco a poco comienzan a volver a la normalidad. Así fue constatado este 10 de mayo, Día de las Madres.
Durante una visita a panteones locales cercanos a Puerto Arista, fue constatada la alegría. El miedo que embargó la zona durante los primeros meses de pandemia parecen ser cosas del ayer.
No fue necesario el aviso ni la colocación de filtros sanitarios. Las personas comenzaron a hacerse cargo de su propia seguridad, ya que de manera voluntaria traían cubrebocas.
La limpieza de los recintos donde descansan las matriarcas de muchas familias tonaltecas es realizada por algunos miembros de la familia. Desmonte, cambio de agua de floreros, donde nuevas flores son colocadas, además de eliminación del polvo, son algunas de las actividades que realizan los deudos, hijas, hijos, yernos y nueras que fueron tratados como si hubieran nacido de los vientres de las que yacen en las tumbas.
Si la fiesta será ahí en la última morada de la madre o en casa con los más allegados, no se sabe, lo cierto es que desde muy temprano han hecho saber a las festejadas que hoy y quizá nunca, serán olvidadas.
Cabe recordar que el Día de las Madres del 2020 no fue posible la visita prolongada a los panteones, ya que se cerraron algunos y otros únicamente brindaron acceso a una o dos personas de la familia, por lo que estos recintos lucían tristes. Las fiestas que se preparaban años atrás no habían sido permitidas por aquello de los protocolos sanitarios ante el COVID-19.