Ante los abusos, las disculpan de Gurría no bastan
A una semana y media del desastroso operativo policíaco aplicado por el Ayuntamiento de Tapachula contra habitantes de los poblados Pavencul y Toquián que se manifestaban en el centro de esa ciudad para exigir obra pública, la ola de consecuencias contra el ya desgastado presidente municipal Oscar Gurría Penagos sigue subiendo de nivel, amenazando el buen desenlace de su propio gobierno.
Y es que, este jueves la Fiscalía General del Estado de Chiapas dio a conocer el inicio de «una carpeta de investigación con relación a un video publicado en redes sociales, en el que se aprecia a presuntos policías agrediendo a ciudadanos». La grabación difundida y distribuida en Facebook, Twitter y Whatsapp muestra a presuntos policías municipales de Tapachula, golpeando y torturando a indígenas detenidos tras el operativo del 27 de enero.
«Pinch… pavenculeño mier…, indio, no que mucha verg…» se escucha decir a unos de los agentes policiacos, mientras sus demás compañeros golpean con varas, toletes y patadas a los detenidos, entre los que se aprecia a una persona de la tercera edad. El video de menos de un minuto se vilarizó rápidamente en redes sociales, alcanzando resonancia en distintos medios de comunicación a nivel nacional.
Los abusos policiacos cometidos durante el pasado 27 de enero, que también significaron agresiones físicas y detenciones irregulares contra reporteros y activistas, se hicieron públicos desde el momento de los hechos. Las imágenes de lo sucedido no dejaron espacio a las dudas sobre los errores y arbitrariedades cometidas por la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, a cargo de Pedro García Palazuelos.
Además de las agresiones documentadas en video contra la activista Cinthya Alvarado y los periodistas Julio Navarro Cárdenas, Damián Sánchez, Alejandro Gómez y Sergio Liébano, los abusos cometidos contra pobladores de Pavencul y Toquían también fueron expuestos; sin embargo, lo explícito del último video terminó por desbordar la indignación social para otorgar evidencias contundentes de los delitos cometidos.
Ante la vorágine de críticas, a Gurría Penagos no le quedó de otra que aceptar las culpas y enviar un documento al Congreso de Chiapas para pedir disculpas. Pero el documento de reivindicación llegó muy tarde, hasta el 3 de febrero. Gurría demoró toda una semana completa para retractarse de sus primeros mensajes públicos que de manera soberbia respaldaban el operativo.
Sus disculpas resultaron más cargadas de conveniencia y obligación que de honestidad. Y es que, no le ha quedado de otra. Sabe perfectamente que en este caso ha quedado prácticamente solo, sin el respaldo de Palacio de Gobierno, el poder legislativos y hasta su propio partido. Los arranques viscerales del ex dirigente estatal de Morena lo han colocado justo en el lugar donde sus adversarios lo querían: derrotado.
Las disculpas y «palabrería plagada de culpa» expresada por el Presidente Municipal de Tapachula no son suficientes. Oscar Gurría necesita acciones contundentes para rescatar lo poco que le queda. Además del castigo a los agentes involucrados, se requiere de manera inmediata la destitución del actual secretario de seguridad pública municipal y, de paso, un profundo cambio a su visión de gobierno para -tal vez- sobrellevar lo que todavía le resta de administración… así las cosas.