IMSS, un arma de doble filo para Zoé
Como valde de agua fría cayó para algunos «suspirantes» al relevo sexenal de 2024 en Chiapas el repentino reconocimiento público hecho por López Obrador al actual director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo Aburto, quien parece haber decidido no hacer uso de los reflectores durante la contingencia generada por la pandemia de Coronavirus (COVID-19).
La deferencia hecha por Obrador al funcionario chiapaneco no simpatizó a más de uno que, desde otros espacios, buscan la simpatía del presidente de la república para sumar algunos «puntos de preferencia» bastante prematuros. Y es que, para nadie es un secreto que el actual director general del IMSS se mantiene como el chiapaneco más cercano al mandatario mexicano y a la cúpula de la 4T.
Se trata de una posición que sin duda ha colocado a Robledo en el centro del «fuego amigo» y el golpeteo emanado desde otros frentes opositores a Morena en Chiapas. Y es que, aunque quiera navegar con perfil bajo, la cercanía del político chiapaneco con López Obrador lo mantendrá inevitablemente en medio de los «tiroteos» por mucho tiempo más.
Robledo Aburto sabe perfectamente que mantenerse al frente del IMSS es un arma de doble filo para sus aspiraciones. Tiene claro que dicha institución es una de las más golpeadas por la corrupción y el saqueo durante administraciones pasadas, que resolver los añejos problemas es un reto mayúsculo y que sus carencias podrían convertirse en un polvorín para su proyecto político.
Por eso parece habersela tomado muy en serio. Los riesgos desde la subsecretaría de Gobernación donde despachaba eran infinitamente menores, pero decidió subirse a la «cuerda de equilibro» y aparentemente, según lo dicho por el propio Obrador, ponerse a trabajar de lleno en el tema. Tal vez a eso se deba su poca presencia frente a los reflectores públicos.
Lo cierto es que hoy el Instituto Mexicano del Seguro Social requiere una reingeniería de fondo para resarcir esas carencias que arrastra desde hace muchos años. Urgen inversiones en infraestructura para elevar su capacidad de atención e incrementar el número de personal (doctores y enfermeras) para al fin resarcir el deficit de 90 mil médicos que se dejaron de contratar en sexenios pasados.
El IMSS es una de las columnas vertebrales del sistema de salud pública en México, plagado de vicios e inconformidades que requieren verdadera voluntad para arrancarse de raíz. Es una institución que cuenta con personal valioso, no reconocerlo sería deshonesto. Por ello la importancia de finalmente hacer las cosas bien, pensando más en la salud pública que en las plataformas políticas.
Hoy es demasiado temprano para batallas intestinas por relevos sexenales que aún lucen bastante lejanos. El escenario de contigencia epidemiológica es el menos indicado para golpeteos políticos, que seguramente tendrán su momento de contienda prudente. Mientras tanto no queda más que ponerse a trabajar y, en su momento, evaluar los resultados alcanzados al final del camino… así las cosas.