En la Mira / Hector Estrada

Imparable inseguridad en Tuxtla sigue sumando víctimas

En menos de una semana tres homicidios sacudieron a la capital chiapaneca y su zona metropolitana. La ola de violencia, repleta de asaltos, robos con elevada agresividad y asesinatos se han convertido en «pan cada día» para quienes habitan en Tuxtla Gutiérrez, sin que se haya podido hacer mucho para reducir la incidencia durante los últimos meses.

La percepción de inseguridad ya ha tenido impacto en las cifras oficiales. Y es que, de acuerdo a la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), las dos ciudades más importantes en crecimiento urbano de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez y Tapachula, se encuentran actualmente entre las más inseguras del país, según la percepción de sus mismos habitantes.

Hasta el último corte aplicado por la encuesta, en diciembre pasado, en promedio el 68.1 por ciento de la población de 18 años y más en México consideró que vivir en su ciudad es inseguro. La lista de ciudades mexicanas con mayor sensación de inseguridad está encabezada por Fresnillo con el 94.8 por ciento; Ecatepec de Morelos con 89.9 por ciento y Coatzacoalcos con el 88.9 por ciento.

Tapachula y Tuxtla Gutiérrez con sus zonas metropolitanas se ubicaron en el cuarto y quinto lugar respectivamente. En Tapachula el 79 por ciento de la población encuestada aseguró sentirse insegura, principalmente por el flujo migratorio y el ingreso de bandas centroamericanas; mientras que en Tuxtla el 72 por ciento de la población asumió tener sensación de inseguridad, pero, en este caso, por lo que consideraron como un repunte en el índice de asaltos, robos, homicidios y acoso callejero.

A diferencia de lo que sucede en Tapachula, la violencia en la capital chiapaneca recrudecida durante los últimos meses es un asunto que debe tomarse con seriedad por las autoridades municipales debido a sus características particulares, pues podría avizorar lo que expertos en materia de seguridad ya han advertido como una consecuencia inevitable después de meses de cuarentena, recortes laborales, crisis económica y desempleo.

El caso más reciente, que ha generado mayor consternación, es el del joven Luis Armando Alfaro, de 21 años, quien el pasado 16 de marzo fue encontrado asesinado y semienterrado en el patio de una vivienda de la colonia Jardines del Grijalva. Luis Armando salió a una reunión con amigos y nunca más volvió a casa. Fue encontrado por vecinos del lugar quienes desde la azotea de otra vivienda pudieron localizar su cuerpo.

Ha pasado casi una semana de lo sucedido y hasta el momento todos los responsables del cobarde crimen no han podido ser detenidos. Este viernes la familia del joven ha convocado a un par de marchas pacíficas en Tuxtla Gutiérrez y Arriaga para exigir se esclarezca el asesinato y se dé con los autores materiales que, según versiones extraoficiales, se tienen ya perfectamente identificados.

Sin embargo, Luis Armando sólo es un ejemplo de las tantas víctimas de la violencia que afecta a ciudades como la capital del estado; víctimas fatales que reclaman el urgente replanteamiento de las estrategias de seguridad en la ciudad y sus zonas de injerencia, pero, sobre todo, que exigen se haga justicia… así las cosas.

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