San Cristóbal y la violencia interminable
Este lunes San Cristóbal de las Casas se volvió a convertir en zona de guerra. La ejecución de Jerónimo Ruiz, líder de organizaciones, terminó por desatar nuevamente a los demonios que durante los últimos años han convertido a ese lugar en una de las ciudades más violentas de la entidad, donde los homicidios, las balaceras y el desfile motorizado de personas armadas se han convertido en noticia recurrente.
El asesinato de Jerónimo Ruiz no es un incidente cualquiera. Junto a su primo, Narciso Ruiz, Jerónimo se había convertido en uno de los principales líderes criminales de la zona. Bajo su control se encontraba el cobro de derecho de piso en las principales zonas de comercio artesanal y mercados municipales, así como la distribución o tráfico de diversas mercancías ilícitas.
Era oficialmente el líder de la Organización de Comerciantes del Mercado de Artesanías de Santo Domingo y, junto a su primo Narciso, dirigía a la Asociación de Locatarios de Mercados Tradicionales de los Altos de Chiapas (ALMETRACH). Ambas organizaciones acusadas insistentemente de funcionar como agrupaciones violentas de choque y estructuras para encubrir operaciones criminales de fondo.
Sin embargo, el mayor de los señalamientos contra los primos Ruiz durante los últimos años tiene que ver justamente con la aparición y operación de los grupos delictivos conocidos como “Los Motonetos”. Ambos han sido señalados reiteradamente como líderes de uno de los principales grupos motorizados, gestados y financiados por los gobiernos del Partido Verde desde 2015 y vinculados a figuras como Manuel Velasco, Marco Cancino y el propio Mariano Díaz Ochoa.
Apenas en marzo del año pasado diversos medios de comunicación filtraron el video (https://twitter.com/i/status/1509235347405762561) de una reunión clandestina entre el actual presidente municipal de San Cristóbal y Narciso Ruiz en la que ambos refrendaban su compromiso para seguir trabajando juntos. “Voy a estar siempre pendiente, como hemos caminado siempre, toda la vida”, afirmó Mariano Ochoa en esa reunión que, por cierto, nunca desmintió.
No obstante, la situación para los líderes de la ALMETRACH también se comenzó a complicar durante los últimos años. El 1 de febrero de este año, tanto Jerónimo como Narciso, fueron retenidos por un grupo opositor en el municipio de Teopisca. Ya antes habían sido encarados públicamente por encabezar las redes de extorsión a comerciantes y artesanos, por lo que ese día fueron engañados para acudir al lugar y ser detenidos casi 12 horas hasta que acataron compromisos y pagaron un monto de más de medio millón y medio de pesos para ser liberados.
La lluvia de denuncias contra ellos se ha encrudecido con el paso de los años. El 22 de junio del año pasado el periodista Carlos Herrera denunció amenazas de muerte por parte del propio Jerónimo. Según el periodista, Jerónimo Ruiz le advirtió entonces que tuviera cuidado con lo que dijera, si no quería que le pasara lo mismo que a Fredy López Arévalo, otro periodista asesinado en octubre de 2021 afuera de su casa en San Cristóbal.
Las denuncias contra Jerónimo también llegaron recientemente por parte de los propios artesanos, quienes apenas el pasado 2 de marzo salieron a medios de comunicación para denunciar el incremento de las cuotas de extorsión por parte de la ALMETRACH, por lo que anunciaron que desde ese momento desconocerían como líder a Jerónimo y no permitirían más abusos de parte de las organizaciones bajo su control.
Con el paso del tiempo los primos Ruíz se llenaron de señalamientos en su contra, con varias órdenes de aprehensión sin ejecución, pero también de enemigos, incluso dentro de grupos que antes eran sus aliados y ahora se disputan el control de la plaza. El financiamiento y protección de gobiernos les permitió empoderarse, como a otros grupos criminales en el municipio, hasta secuestrar importantes zonas de una ciudad que hoy padecen el terror de la violencia y la anarquía que se dejó crecer por años y ahora parece incontrolable… así las cosas.