La narcoviolencia cotidiana en Chiapas
La disputa entre los cárteles del crimen organizado, y sus brazos armados disfrazados de autodefensas, mantienen a varios puntos de la entidad chiapaneca bajo secuestro. Las ejecuciones, enfrentamientos, actos vandálicos y el desfile de camionetas con hombres fuertemente armados -a plena luz del día- se han convertido en noticia cotidiana, mientras municipios enteros viven aterrorizados y prácticamente amagado por el temor a levantar la voz.
Tan sólo durante los últimos cuatro días tres episodios de violencia, que implicaron el secuestro y quema de vehículos de carga sobre importantes vías carreteras, llenaron de temor a tres puntos de Chiapas; justo en los municipios de Ocosingo, Venustiano Carranza y Mazapa de Madero. Los tres adjudicados a diferentes autores materiales, pero bajo la misma modalidad y con la misma intención: generar terror.
Una situación no tan distinta fue reportada este mismo fin de semana en el municipio de Villa Corzo donde se registró un fuerte enfrentamiento entre grupos armados que dejó un saldo extraoficial de tres personas muertas. El episodio terminó con una persecución entre vehículos armados con todo y narcomantas de advertencia al final.
Ya no hay el menor empacho para disimular la situación. A plena luz del día las camionetas con hombres fuertemente armados circulan en medio de las zonas urbanas, cargan gasolina y realizan el cobro de derecho de piso, tal como lo muestran las imágenes compartidas por pobladores de municipios como La Concordia, Villa Corzo, Villaflores, Motozintla y Frontera Comalapa. Todo sin que luego se emitan reportes oficiales sobre lo sucedido.
El pasado 29 de mayo, el gobierno federal desplegó más de mil 500 efectivos del ejército y la policía para asegurar la zona en medio de una ola de ejecuciones, reclutamientos forzados y bloqueos de vías, según informó el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba). Sin embargo, los episodios de violencia y ejecuciones no se han detenido. Solamente han cambiado de escenario.
Y es que, según Associated Press, se trata un corredor de casi 80 kilómetros de territorio estatal en el que se mueven drogas y armas, y que tiene como centro de ingreso a Frontera Comalapa. Varios documentos filtrados de la Secretaría de Defensa de México (Sedena) el año pasado también identificaron a la región como parte de una red de localidades usadas para hacer transbordo de cargamentos de drogas, que ahora se encuentra en disputa entre el Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa.
De acuerdo a una investigación hecha por el portal periodístico Animal Político, la disputa violenta por la región se originó debido a la apuesta del CJNG por expandirse en esa zona. Según la investigación, hace aproximadamente cuatro o tres años en Frontera Comalapa hubo una división, por lo que el Cartel Jalisco se apoderó del control de áreas próximas a la frontera, desplazando al Cartel de Sinaloa de varias plazas importantes en el corredor, iniciando así una guerra encarnizada que ha escalado durante los últimos dos años.
Es un problema que ha provocado ya el desplazamiento de miles de personas, la desaparición de decenas y la muerte de otras tantas cuyos casos no están contemplados en las cifras oficiales. Tan sólo durante mayo pasado tres mil personas salieron huyendo de sus hogares en Frontera Comalapa y Chicomuselo por la violencia. Sin embargo, los casos diversificados en otros municipios siguen sucediendo sin mayor visibilidad.
Se trata lamentablemente de una situación que parece estarse normalizado por la cotidianidad de los casos, pero que representa una realidad de suma preocupación, que ha secuestrado la tranquilidad y paz de miles de familias en Chiapas atrapadas en medio de la violenta y anárquica disputa entre los cárteles de crimen organizado… así las cosas.