Con la pandemia de COVID-19 hubo diversas crisis a nivel global que han influido en que las mujeres no puedan avanzar hacia su autonomía económica
Diana Hernández Gómez / Cimac Noticias
En el año 2000, el 49.3 por ciento de las mujeres en México no tenía ingresos propios; esto quiere decir que 5 de cada 10 de ellas dependía económicamente de alguien más. Si bien ha habido un avance al respecto, desde 2012, la economía de la población femenina del país está estancada.
De acuerdo con los últimos datos de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), actualmente, 3 de cada 10 mujeres mayores de 15 años en la República Mexicana no genera ingresos económicos propios. El índice, sin embargo, fue aún más bajo entre 2016 y 2018: en ambos años, la CEPAL informó que sólo 2 de cada 10 mexicanas eran dependientes económicas de alguien más. No obstante, estos avances se perdieron entre 2018 y 2020 y se retrocedió a la misma cifra que los años 2012 y 2014: 3 de cada 10.
Según un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO), este retroceso en la independencia económica de las mujeres tiene que ver con diversos factores. Uno de ellos: la distribución desigual de las tareas del hogar, las cuales se asumen como «propias de las mujeres» en nuestro país. Esto las deja fuera del mercado laboral o con menos tiempo para dedicarse a su desarrollo personal y su preparación profesional.
Por otro lado, con la pandemia de Covid-19 hubo diversas crisis a nivel global que han influido en que las mujeres no puedan avanzar hacia su autonomía económica. Una de estas crisis es el desempleo. De acuerdo con el Índice Global de la Brecha de Género 2022, durante los primeros periodos de confinamiento en México, los ingresos de las mujeres disminuyeron en un 8.1 por ciento a causa de recortes salariales o despidos. Aquellas que perdieron su empleo permanecieron en sus hogares realizando labores de cuidado.
La pandemia también tuvo una repercusión importante en las infancias, la cual puede provocar que la brecha económica entre hombres y mujeres no disminuya en los próximos años. Y es que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2020, cerca de 2.5 millones de mujeres de entre 3 y 29 años abandonaron sus estudios en México a raíz de la emergencia sanitaria. Es posible que muchas de ellas no regresen a la escuela y se dediquen por completo a las labores domésticas y de crianza en sus hogares.
¿Por qué es importante la autonomía económica de las mujeres?
El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y El Caribe de CEPAL define la autonomía económica como la capacidad de las mujeres de generar ingresos y recursos propios a través de un trabajo remunerado. Además, dicho Observatorio señala que este trabajo debe darse en condiciones de igualdad con los hombres; es decir: no debe haber brechas salariales o diferencias en cuanto al trato y las prestaciones para hombres y mujeres.
En este sentido, la independencia o autonomía económica de las mujeres contribuye a cerrar brechas de género al permitir que las mujeres accedan al mercado laboral. Estas brechas van desde las posibilidades de acceder a un empleo hasta la mejora en las condiciones laborales tanto en el sector público como en el privado.
Por otro lado, a nivel individual, las mujeres con ingresos propios pueden administrar sus propios recursos para cubrir sus necesidades de alimentación, salud y bienestar en general. Pero, además de esto, tienen mayores posibilidades de ejercer su movilidad social y cambiar de entorno cuando lo necesiten. Esto es algo esencial al hablar de violencia doméstica y más aún en países como México, donde cerca de 3.4 millones de mujeres sufren violencia económica por parte de sus parejas y el 11.4 por ciento de la población femenina en total experimenta violencia en su núcleo familiar según el Inegi.
Lo anterior hace necesario fomentar la independencia económica de las mujeres. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador cuenta con políticas públicas que tienen dicho objetivo, tales como el programa Bienestar para las mujeres en situación de violencia. No obstante, los datos de CEPAL dejan ver que, pese a este tipo de iniciativas, la economía de las mujeres sigue estancándose en México.