¿Eres una persona mayor?, estas en tu mejor momento para emprender

Si tienes entre 50 y 60 años de edad y deseas iniciar un negocio, un especialista en emprendimiento e instructor te presenta algunos puntos a considerar

Lucero Natarén / Aquínoticias

«Para emprender no hay edad», señala el especialista en emprendimiento e instructor de Udemy, Néstor Guerra. Considerando esto, brinda algunos consejos para las personas de entre 50 y 60 años de edad que deseen iniciar un negocio.

La edad: aunque hay quienes podrían creer que tener menos de 50 o 60 años es una desventaja para iniciar un negocio, lo cierto es que, según el experto, las personas en este rango de edad tiene algunas ventajas comparadas con otras más jóvenes. Por ejemplo:

Ahorros que se han acumulado a lo largo de su carrera para sobrevivir a la etapa inicial del emprendimiento.

Experiencia y seniority que les suma ventajas competitivas en comparación con alguien más joven.

Red de contactos en el sector que han trabajado a lo largo de su trayectoria profesional.

Es muy probable que sus contactos ocupen posiciones de liderazgo y de toma de decisiones.

Mayor conocimiento de un mercado y/o una industria.

Respecto a habilidades blandas, pueden mostrar más temple y paciencia al iniciar un proyecto y una mayor tolerancia a las dificultades que se vayan presentando.

Y no solo poseen pros de este tipo, también tienen una actitud diferente al fracaso, así como la apertura para aprender cosas nuevas.

Por otro lado, aunque en un principio se hablaba de ventajas y consejos, lo cierto es que, como todo, emprender a esta edad también tiene sus contras, entre las que destacan:

Acceso a financiamiento: esto aplica particularmente para personas de 60 años, ya que al estar en la recta final de su vida productiva, obtener un crédito puede ser complicado, o bien apalancarse de un fondo de inversión ya que usualmente buscan emprendedores jóvenes.

Aversión al riesgo: y no es necesariamente por falta de actitud o ganas, a esta edad todavía se pueden tener responsabilidades familiares, que quizá alguien más joven no tiene, como hijos en edad escolar, el pago de una hipoteca, el ahorro para el retiro, el cuidado de los padres, entre otras.

Emprendimiento circunstancial: puede suceder que en despidos corporativos salgan personas de entre 50 y 60 años de edad que encuentren dificultades para volverse a emplear, llevándolos a emprender no por gusto, lo que se vuelve más riesgoso y hasta cierto punto incómodo ya que lo impulsa la necesidad y la premura por obtener recursos económicos.

Guerra concluye que: «cualquier emprendedor tiene las mismas oportunidades de cambiar al mundo para hacerlo un sitio mejor, si tiene una idea y está dispuesto a trabajar duro para hacerla realidad, la edad no debería ser un inhibidor».

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