Perla Moreno-Castilla, investigadora del Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos, explica más sobre el erróneo concepto de que el envejecimiento está asociado con el deterioro cognitivo y presenta sus descubrimientos
Aquínoticias Staff
Si existe ausencia de enfermedades que afecten las funciones cerebrales, es posible envejecer sanamente manteniendo habilidades como la memoria a lo largo de la vida y bien entrada la etapa adulta, así lo afirman diversas investigaciones.
Perla Moreno-Castilla, investigadora del Instituto Nacional de Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, señaló en la clausura de Semana del Cerebro 2022 organizada por el Instituto de Fisiología Celular que:
«Aunque el envejecimiento se ha asociado con el deterioro de las funciones cognitivas, es un concepto erróneo. Diversos estudios han mostrado de manera consistente que no hay un desgaste de las funciones cognitivas en todos los individuos. Lo que hay es un aumento en la variabilidad individual en las funciones cognitivas de cada persona». Lo cual significa que las personas pueden incidir en su «destino cognitivo» más de lo que creen.
La investigadora agregó que, «aunque todos envejecemos, esta etapa es algo personal, es un recorrido individual» cuyo desenlace depende de diversos factores, incluyendo la genética de cada persona, pero también el contexto social y cultural y el estilo de vida de cada individuo, dentro del cual son particularmente relevantes los hábitos de sueño, alimentación, socialización y el ejercicio físico y el de nuestras funciones cerebrales.
Según resultados preliminares obtenidos por Moreno y sus colegas en el estudio longitudinal –seguimiento a lo largo del tiempo– de roedores, los animales que tienen buena o mala memoria la tienen por causas preexistentes. Ha observado que no hay degeneración de las funciones cognitivas en ausencia de enfermedad, sino «alteraciones en la función sináptica».
En el envejecimiento, explicó, cambia la conectividad cerebral, es decir, que nuestro conectoma –la colección de conexiones entre nuestras neuronas– es otro. «Dado que nuestro cerebro depende de cómo funciona y de las experiencias que tenemos, cada cerebro es único».
Si la idea es comprender cómo envejece nuestro cerebro, es necesario primero entender la relación entre la estructura y la función, lo cual resulta más complicado en el cerebro que en otros órganos del cuerpo, debido a la alta complejidad en funciones y la diversidad de estructuras. Según expuso Moreno, la organización es compleja en múltiples escalas y niveles.
«Cuando una persona aprende a andar en bicicleta, modifica las conexiones en su cerebro y su estructura». Se trata así de un constante loop o retroalimentación entre estructura y función, que a su vez se ve condicionada por la presencia, ausencia o modificación de nuestros genes.