Esperanza Díaz: la mujer que borda identidad y laquea la memoria

Desde Chiapa de Corzo, la maestra artesana preserva técnicas ancestrales de bordado y laca chiapaneca. Su arte no solo decora: transmite historia, comunidad y resistencia

Primer Plano Magazine/Noé Juan Farrera Garzón

Desde el centro del barrio Santa Elena en Chiapa de Corzo, Chiapas, emerge la figura de la maestra artesana Esperanza Díaz Hernández, una mujer que ha dedicado su vida a preservar y transmitir el legado cultural de su comunidad a través de dos expresiones emblemáticas: la laca chiapaneca y el bordado artesanal.

Desde niña, Esperanza se sintió atraída por las manos creativas de su madre, quien bordaba con delicadeza sobre tul de seda. A los 12 años, su inquietud artística la llevó a ingresar a la Casa Escuela de Tradiciones, donde fue discípula de la reconocida maestra Rosalba Cameras Balbuena. Ahí, aprendió los secretos del decorado en laca, una técnica que combina tradición prehispánica y herencia colonial.

Maestra en el manejo del aje —una grasa natural derivada de cochinillas— y de pigmentos minerales, Esperanza emplea pinceles artesanales elaborados con plumas de guajolote y pelo de gato para dar vida a motivos florales y geométricos sobre toles amargos, frutos vacíos tratados con esmero para convertirse en obras de arte funcionales. Su proceso minucioso incluye remojo, secado, resanado, laqueado y decoración, respetando los tiempos y saberes ancestrales.

En el ámbito del bordado, su talento se extiende a la máquina de pedal, con la cual ha confeccionado piezas tan complejas como vestidos de quinceañera, cargados de simbolismo, identidad y belleza estética.

El impacto de Esperanza va más allá de lo artístico: es también una mentora y formadora de nuevas generaciones, compartiendo su conocimiento con jóvenes que buscan aprender no solo una técnica, sino una forma de vida. Su labor inspira a valorar el trabajo artesanal como una vía de expresión cultural y un medio digno de sustento.

Reconocida por diversas instituciones, como la Secretaría de Economía y del Trabajo de Chiapas, y medios como Radio Lagarto, Esperanza ha sido llamada un “legado vivo”. Su historia no solo preserva las técnicas tradicionales, sino que reafirma el espíritu creativo y resiliente de las mujeres chiapanecas.

En una época donde la globalización amenaza con borrar las identidades locales, la maestra Esperanza Díaz Hernández teje identidad, memoria y comunidad, reafirmando que el arte popular es también resistencia, raíz y orgullo.

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