Flores, isla maya viva: historia, lago y resistencia

Último bastión itzá frente a la Conquista, hoy mezcla ruinas, callejones coloniales y pesca ancestral. Flores resiste el olvido con memoria, color y turismo responsable

Noé Juan Farrera Garzón / Aquínoticias

Entre las aguas esmeralda del lago Petén Itzá, la Isla de Flores —antiguo Noj Petén— emerge como un testigo de piedra de dos épocas: la resistencia indígena del siglo XVI y el turismo cultural del XXI. Con solo 500 metros de diámetro, este Patrimonio Cultural de Guatemala condensa en sus calles empedradas siglos de historia viva.

Un mapa para perderse (y encontrarse)

  1. Arquitectura colonial: Casas de techos rojos y fachadas pastel que miran al lago.
  2. Catedral de los Remedios: Joya barroca construida sobre un adoratorio maya.
  3. Malecón al atardecer: Donde el cielo incendia las aguas (mejor vista: Café Sky).

«Aquí los muros hablan maya itzá», comenta Juan Choc, guía local mientras señala vestigios de estuco original en un callejón.

Excursiones imprescindibles

  • Tikal (1 hora): Donde los templos emergen de la selva.
  • San Miguel (20 min): Pueblo pesquero con artesanías de jícaro.
  • Petencito: Mini-zoológico con jaguares y cocodrilos autóctonos.

Dato gourmet: El pescado blanco con tamalitos de chipilín es el platillo estrella del Restaurante Raíces.

Con información de Primer Plano Magazine

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *