Pemex promete no usar fracking en su Plan 2025-2035, pero expertos alertan: sin esta técnica, el rescate energético es inviable y el costo ambiental enorme
AquíNoticias Staff
El Plan Estratégico 2025-2035 de Pemex revive un fantasma que se prometió enterrar: el fracking.
Oficialmente lo niegan, pero en los hechos lo justifican.
En el Foro Nacional de Energía en el Senado, el director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, dijo con todas sus letras: “no estamos haciendo fracking”. Acto seguido, comenzó a hablar de la necesidad de explorar “yacimientos no convencionales”, “estimulación” y “geología compleja”, eufemismos que en la jerga energética son sinónimo de fracturamiento hidráulico.
El plan reconoce que 57% de los recursos prospectivos de México están en yacimientos no convencionales: 113,000 millones de barriles. La única manera de tocarlos es con fracking. Sin esta técnica, el plan es inviable.
La paradoja es doble:
Promesa incumplida. López Obrador juró en su compromiso 75 que no habría fracking. Nunca lo legisló, pero lo usó en menor escala. Ahora, bajo Sheinbaum, Pemex lo blanquea con tecnicismos.
Narrativa del “Fracking del Bienestar”. Organizaciones sociales denuncian que Pemex quiere relanzar esta práctica bajo un nuevo disfraz semántico.
Los riesgos son conocidos:
Cada pozo fracturado requiere 15 millones de litros de agua mezclados con químicos tóxicos.
El agua queda inservible para consumo humano o agrícola.
En Texas ya se advierte que la presión subterránea y el agua contaminada dañan tanto reservas de crudo como acuíferos.
El dilema es brutal:
Sin fracking, Pemex sigue en caída libre.
Con fracking, México pagará un costo ambiental y social altísimo, traicionando promesas presidenciales y banderas de izquierda.
El debate ya no es técnico, sino político y ético.
¿Se puede hablar de soberanía energética sacrificando agua y territorio?
¿Se puede construir un discurso de bienestar con una técnica que nació como símbolo de depredación?
Pemex apuesta por disfrazar el fracking. La sociedad civil lo llama por su nombre.
En medio queda Sheinbaum, con la tarea de sostener el mito de rescatar a Pemex… sin reconocer que la única tabla de salvación es la más contaminante.
Con información de El País