Ache dos o
Domingo, 9 de la mañana, tinaco vacío, cisterna vacía. El calor a todo lo que da. Verifico el recibo. Pagado y día. Indago entre los vecinos. El suministro de agua lleva días intermitente. Consigo números de teléfono de varios servicios de pipa (los “Pipazos de Willy Ochoa” solo funcionaron durante su campaña -la del 2010-. En la actual, oferta su honestidad y su capital intelectual. Ya no la hace de pipero). Vuelvo al tema: uno, dos, tres proveedores. Todos saturados para el día de hoy. Luego de casi dos horas, consigo finalmente un pipero que, vaya paradoja, también se llama Willy pero este si cumple. Promete llegar 3:30 pm. Llega y además a tiempo. Problema resuelto.
Históricamente Tuxtla es un ejemplo del colosal desafío que representa el agua. Chiapas es una entidad en la que el agua -aparentemente- abunda pero no es, por mucho, ni infinita ni tampoco ilimitada. Tuxtla o cualquier otra ciudad, demandan crecientes volúmenes del líquido en la medida en la que van creciendo, y el problema es que cada vez llueve menos: el planeta sufre para concretar el ciclo del agua y el rendimiento es cada vez menor. Vuelvo a usar a Tuxtla como referente con dos aspectos: el agua potable que recibimos en las casas de la ciudad proviene del río Sabinal y el río Grijalva. Pero qué creen queridos quince lectores, las aguas negras que producimos se vierten también al río Sabinal y al río Grijalva. ¿Suena medio esquizofrénico no? Tomamos el agua limpia del mismo sitio al que soltamos nuestras aguas sucias.
Como tantos otros problemas de un país como el nuestro, el del agua es un reto complejo, profundo, integral y sin solución pronta. Antes que un problema de escasez, es un problema de equidad en el acceso y responsabilidad en su uso. Es un problema que tiene que ver también con diferentes niveles de corrupción, y me permito poner algunos ejemplos:
El problema del agua no puede resolverse mientras un gobernador como Guillermo Padrés construyen presas en un rancho de su propiedad mientras el resto de los pequeños productores de la zona carecen de abastecimiento del líquido.
El problema del agua tampoco puede resolverse si la planta de Coca Cola en San Cristóbal de Las Casas consume enormes volúmenes de la zona sin tener en cuenta el severo impacto que provoca al ser un consumidor tan voraz que literalmente seca la ciudad.
El problema del agua no puede solucionarse si el ciclo del agua se altera al deforestar y erosionar cerros como el Mactumatzá o el Huitepec, impidiendo que la tierra recupere agua de lluvia que baja de esas montañas. Ambos cerros están llenos de asentamientos ilegales de concreto. El agua corre hacia abajo. Los cerros ya no pueden absorberla.
Eso solo como ejemplo de algunas de las complicaciones del agua a escala macro. A escala micro, pueden mencionarse entre otras:
Cualquier casa, la de cualquiera de nosotros, carece de sistemas formales de reciclaje, si acaso, cuando se da la escasez de agua usamos el agua del lavado de platos o la de la lavadora, para echársela al inodoro. No existe un sistema de reciclaje interno doméstico generalizado que permita que toda las aguas de desperdicio de una casa puedan utilizarse para el servicio en baños. Multipliquemos someramente esas cantidades de agua para dimensionar el desperdicio por todas las casas del país pero también la que se usa en en centros comerciales, restaurantes, hoteles. Millones y millones de litros que podrían tener un segundo uso antes de vestirse al drenaje.
El problema de la escasez de agua no puede resolverse sin adecuados sistemas de separación y procesamiento de la basura en las ciudades. En muchas regiones es usual que el drenaje irregular es vía también para deshacerse de animales muertos, desperdicios plásticos o hasta chatarra.
El problema de la contaminación del agua obliga a establecer rigurosos mecanismos de ordenamiento y sanción para quien vierta desperdicios tóxicos a fuentes de abastecimiento públicas, desde residuos de grandes mineras, hasta pilas de consumo doméstico o colillas de cigarro. Sin agua no hay vida: La explicación es simple. La solución es altísimamente compleja.
Oximoronas 1. En épocas como la actual, esta columna machaca con su habitual sarcasmo respecto de lemas, slogans, videos y surreales ocurrencias de tanto patriota venido a candidato. Hoy quiero anunciar un premio especial a la campaña más minimalista: “Sonríe. Melgar, tu senador”. Su mérito es que no hay mérito alguno. Nos propone con desparpajo y simplicidad que sonriamos. Sonriamos por el mero hecho de que el señor Melgar, sin propuesta ni planteamiento alguno irá al senado a dar la vida por nuestra nación. Lo dicho, un patriota.
Oximoronas 2. Vemos también la publicidad de los señores Alito y Marko. ¿De verdad era necesario que aparecieran ustedes con sus patéticos “rollos” en televisión y radio? No había nadie de la sociedad civil apartidista para ocupar esos espacios y refrescar el ambiente? México tiene la oposición que merece, y esos señores merecerían quedar marginados. Desvergonzados.
Oximoronas 3. Por enésima ocasión, Putin arrasa en las elecciones rusas con 87% de los votos a su favor. Un golpe de estado técnico y anoche, Trump vaticinaba un baño de sangre si llega a “perder” la presidencia, la amenaza del golpe de estado técnico. La elección democrática de gobernantes es cada vez más una pantalla. El sistema es obsoleto e insuficiente.