Galimatías / Ernesto Gómez Pananá

Toc, toc, toc

Se conoce como Trastorno Obsesivo Compulsivo a una suerte de padecimiento emocional caracterizado por conductas repetitivas derivadas de pensamientos que suelen provocar temor a quien los experimenta. El rango en el que fluctua este padecimiento es amplio. Va desde casos en los que la persona simplemente suele parecer perfeccionista, hasta casos que pueden llegar a límites más peligrosos o limitativos, como autolesiones o imposibilidad para acudir a trabajar. Por lo demás, para quienes viven -vivimos- con TOC, la experiencia puede traer consigo algunas situaciones que más que angustiar, pueden resultar hasta graciosas.

No pretendo generalizar, solo describo algunas de las propias que al paso de los años me parecen un tanto cuánto chuscas:

Un TOC inicia poniéndose los zapatos con el mismo pie toda la vida. Siempre inicia con el zapato izquierdo -o el derecho- pero invariablemente el mismo. Así sean las chanclas para ir al baño a media noche. Igualmente el brazo a la camisa o la pierna al pantalón. Jamás varía ni es indistinto ni mucho menos azaroso.

Un TOC jamás pisa las líneas que dividen el concreto en las banquetas o calles. Vamos evadiéndolas sutilmente siempre que podemos.

Un TOC abre siempre la misma llave de la regadera y respeta religiosamente el orden del ritual para enjabonarse, rasurarse y ponerse el champú. Ni qué decir de que hay que secarse el cuerpo siempre igualmente en la misma invariable secuencia.

Un TOC que se respeta comienza cualquier documento en la computadora siempre después de haber puesto en punto el tipo y tamaño de letra, el interlineado y la alineación del texto respectivo.

Un TOC jamás se pondrá el cinturón de seguridad del coche -ni el del avión- con una vuelta que descuadre la perfección del cinto aplanado.

Un TOC alienta siempre sus billetes del menor al mayor y todos con la misma cara al frente. Mismo caso con las monedas, aunque inmediatamente después de ordenarlas las deposite en el bolsillo del pantalón y se desordenen.

Si un TOC va a ver la televisión, necesita iniciar el recorrido de canales desde el primero y se asegura de haberlos recorrido todos invariablemente antes de elegir algún programa.

Un TOC se lleva mejor con los números pares que con los impares, así sean los grados del aire acondicionado, los segundos en el microondas o las velocidades en la bicicleta.

Igualmente, si un TOC acude al supermercado no tiene paz si no recorrió todos los pasillos y absolutamente en orden secuencial. De la misma forma, va ordenando en el carrito todas las mecánicas estratégica y marcialmente. Al momento de pagar, se asegura de todo quede también correctamente acomodado en las bolsas que para el efecto trajo consigo: verduras y frutas, higiene, abarrotes. Cada quien con su cada cual.

Un TOC suele hacer listas y horarios para todo. Si va a viajar, hace puntual lista de equipaje y enseres, eso sin omitir un detallado itinerario día por día y minuto por minuto. No hay espacio para el caos.

Un TOC invariablemente revisa el índice de cualquier libro que caiga en sus manos, dónde fue impreso, quién lo escribió y cuántos ejemplares se editaron. Con un poco de tiempo googlea también respecto de antecedentes del autor.

Un TOC… un TOC suele tener una columna semanal en la que comparte con sus rigurosos quince lectores, de aquello que llamó su atención en la semana reciente y aunque nadie, ni siquiera esas quince personas le leyeran, se atribula cuando algo le impide cumplir con el ritual dominical de escribirla.

Feliz domingo querides lectores. Hasta aquí la edición de hoy porque debo sacar a mi perro a su riguroso paseo diario. Sin pisar las líneas en la banqueta.

Oximoronas 1. Biden, en el filo, pero da muestras de objetividad y grandeza. Ojalá y el tiempo alcance para que Kamala pueda detener a Trump. Dios los agarre -y nos agarre- confesados.

Oximoronas 2. Sale el Jimmy Lozano. Entran Javier Aguirre como titular y Rafa Márquez como auxiliar. No se trata solo de hacer como que se salvia el método. Mientras no cambie el objetivo, los resultados seguirán siendo los mismos: México un fracaso en soccer.

Oximoronas 3. Checo continúa aletargado y ahora también Verstappen. Habrían de echarse un Redbull para despertar.

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