Galimatías / Ernesto Gómez Pananá

Veinticinco por ciento

Albert Einstein, una de las mentes más prodigiosas en la historia humana afirmó en alguna ocasión que no tenía certezas respecto de que el universo no tuviese algún límite. Lo que sí sé resulta innegable, afirmó, es que la estupidez humana, esa si es carece de todo límite y es a todas luces infinita. Sucesos como la elección arrolladora de Donald Trump hace unas pocas semanas lo confirman. El hecho, por lo demás, representa desafíos de niveles distintos pero de enorme envergadura y muy preocupantes consecuencias.
Sumergidos en la cotidianidad pareciera que no dimensionamos el periodo crítico que vivirán la humanidad y el planeta durante por lo menos los próximos cuatro años.

Desafío interno.
Semanas atrás, en un discurso de campaña, la todavía vicepresidenta y segunda-mujer-candidata-presidencial-demócrata-perdedora-a-manos-de-Trump, señaló a este último como nazi.

El problema no es si es populismo de derecha o de izquierda. El problema no es que se trate de un populismo profundamente ignorante. El problema es que el electorado norteamericano, 70 millones de personas votaron por él para presidente y le permitieron también obtener la mayoría en las dos cámaras legislativas. Ese triunfo, como el vino presidencial, tampoco lo tuvo ni Obama.

La clase media “pensante” de aquel país, la mayoría de las élites universitarias y académicas, muchos de los mismos políticos del partido republicano temían la victoria de Trump y ven con preocupación lo que pudiera venir en los próximos cuatro años, el punto es que, en respeto a sus marcos institucionales se permitió a Trump avanzar en su objetivo 2024, so pretexto del respeto a la normatividad democrática, se permitió a un demagogo autoritario hacerse de la presidencia basado en mentiras. Hoy nadie puede pronosticar con certeza que pasará con los Estados Unidos en el cuatrienio 2025-2029: no habrá mesura, no habrá madurez, no habrá la mínima idea. Trump tiene el control incluso de la suprema corte. Nada asegura que no pudiera inclusive querer reformar las leyes para postularse por un período adicional. Nada asegura que, por ese nuevamente pretendido respeto a la ley, las instituciones norteamericanas de nuevo impidan atroces atropellos en contra suya: la democracia víctima y presa de sí misma.

Desafío mexicano
México vivió el primer periodo presidencial de Trump en dos partes, la primera con Peña Nieto y su conferencia de prensa conjunta en Los Pinos, aquel desastre que culminó con la renuncia de Videgaray como canciller.

La segunda fase, ya con el presidente AMLO, las presiones para militarizar la frontera, aprobar aranceles a niveles inéditos y echar abajo el tratado de libre comercio. Cuatro años después, de nuevo en la presidencia, México tiene enfrente al bully-empoderado-recargado-con-esteroides-renacido-y-ensoberbecido: nuestra peor pesadilla ha vuelto, viene con todo y por todo: ya nos lo avisó, aranceles del 25% a toda mercancía que pretendamos exportar a los EEUU, eso como acción para su primer día de mandato, además de ordenar también desde ese primer día deportaciones masivas.

Ante la advertencia, la presidenta Sheinbaum respondió con una carta serena y asertiva, recordándole a su par norteamericano que la ecuación ojo por ojo y diente por diente es factible pero a la larga, ambas partes terminarían mutiladas. Desafortunadamente, para un personaje narcisista y caprichoso como él, ni la razón ni el análisis son motivo suficiente para respetar acuerdos y no querer avasallar o imponer su voluntad. Trump no es un sujeto de fiar, cualquier día se despierta obsesionado -más- con los migrantes o el fentanilo y es capaz de ordenar bombardeos a supuestos núcleos de producción de drogas o detenciones masivas de paisanos que trabajan en aquel país o cualquier otra ocurrencia de altísimo costo para nosotros. El principal reto de la presidenta Sheimbaum no son ni la inseguridad ni mantener los programas sociales. Tampoco la génesis del nuevo poder judicial. El mayor reto de la administración de la primera mujer presidenta de México es sortear el tsunami color naranja.

Desafío global
A nivel planetario, Trump también es un foco rojo: sus vínculos oscuros con Vladimir Putin, su cercanía con Corea del Norte o su ánimo antieuropeo amenazan el precario equilibrio mundial actual: la agresión rusa a Ucrania lleva ya más de mil días, la Unión Europea, la OTAN y el presidente -todavía- Biden han respaldado tibiamente al gobierno ucraniano pero a partir del 20 de enero las cosas podrían cambiar severamente y Trump apoyaría negociaciones forzadas en las que Putin subyugue al presidente Zelénski forzándolo a ceder el territorio ocupado y cancelando su gestión para ser admitido en la zona euro y formar parte de la OTAN. En términos más llanos, una derrota ucraniana significaría un fortalecimiento del dictador Putin, aliado de Trump. Un desquiciado con poder ilimitado en el hemisferio occidental y otro muy semejante en el hemisferio oriental. Putin ha manifestado con ligereza la posibilidad de ocupar México con tropas bajo el supuesto de combatir a los cárteles del narco. De nuevo, nada garantiza que de la misma forma no pudiera “legitimar” una ocupación rusa de territorio sueco o finlandés. Insisto: el panorama es altamente preocupante.

Oximoronas 1. Diciembre de bodas top. Este fin de semana la hija de La Gaviota en San Miguel de Allende. El sábado catorce doña Evelyn Salgado llegará también al altar. Se rumora contratación de El Coque para amenizar la velada. Karaoke en la tornaboda.

Oximoronas 2. Dentro de ocho días, a esta hora, Chiapas tendrá gobernador. Sea. Éxito. Chiapas merece paz, demanda justicia y necesita desarrollo. Que sea un nuevo amanecer y tengamos también, un mejor clima.

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