Grata tangente
La palabra “contacto” proviene del latín contactus, que a su vez se deriva del verbo contingere. Este verbo se compone de dos partes:
Con-, que significa “junto” o “con” y Tangere, que significa “tocar” (de esa misma raíz provienen las palabras “tangible” y “tangente” y que también aluden a la acción de “tocar”). En su origen, esta palabra refería pues a juntar, a ponerse junto, a algo que está tan junto que lo podemos tocar con las manos, con el sentido del tacto.
Por otra parte, la palabra “gratitud” proviene de gratitudo y gratus, misma raíz latina de las palabras gracias, grato o agradable y refiere a la acción de reconocimiento y aprecio hacia alguien que ha hecho un bien o ha brindado ayuda.
El idioma español, como sucede con todas las lenguas, es un ente vivo y dinámico, hay palabras que surgen y otras que desaparecen, mientras otras tantas mutan y transforman su significado. Hoy, a riesgo de generalizar, pareciera que el concepto de la palabra “gratitud” torna más hacia el sentido de “agradar”, de obtener la “gracia” de otros -generalmente virtual y a través de likes o corazones-. Más que buscar agradecer, pareciéramos obsesionados por “agradar”, por ser graciosos, aunque sea en el multiverso virtual e intangible del internet.
De igual manera la palabra “contacto” ha experimentado una evolución importante en las últimas décadas, tal vez en lo que va del -ya ni tanto- nuevo siglo. Permítanme los 19 lectores de esta columne un ejercicio para hacer más “tangible” dicha evolución:
Restan dos semanas para que termine el 2024, en ocho días festejaremos la nochebuena.
Eche un ojo al directorio de su celular; calcule cuántos “contactos” tiene; Ahora intente identificar a cuántos de esos “contactos” conoce en persona; con cuántos se ha encontrado físicamente en los últimos seis meses; con cuántos se encontrará tal vez antes de que termine el año. Seguramente se sorprenderá.
Los seres humanos nos organizamos en ciclos establecidos por nosotros mismos. El fin del ciclo de esta nueva vuelta planetaria al sol está por concluir. Que sea oportunidad también para contactarnos -de verdad, físicamente, presencialmente-, para encontrarnos y agradecer. La vida es una.
Oximoronas 1. El Centro Nacional de Huracanes de los EEUU efectivamente se encuentra en la ciudad de Miami. Eso lo explica todo.
Oximoronas 2. Bien por la presidenta llamando al orden y a la congruencia a sus líderes legislativos: no caben -no deberían- ni helicópteros ni jirafas.
Oximoronas 3. Si hay licencia, pero no hay licencia, pero si hay licencia, pero no hay licencia.