La fructuosa y la lactosa podrían estar detrás de las anomalías estomacales, aunque muchas personas que padecen intolerancia lo pasan por alto
Lucero Natarén / Aquínoticias
Existen personas que padecen problemas estomacales y lo asocian al gluten, sin embargo, olvidan que hay intolerancias alimenticias que están relacionadas al consumo de azúcares (fructosa) y la leche (lactosa), las cuales pueden ser igual o más comunes de lo que se cree, de acuerdo a expertos.
Intolerancia a la fructosa
La fructosa es un azúcar «simple» que se encuentra de forma natural en las frutas, consumida principalmente en forma de sacarosa, también conocida como azúcar y en ocasiones en productos procesados, de acuerdo con el medio especializado en nutrición, Alimmenta.
Alimmenta indica que cuando las células intestinales no son capaces de absorber de manera total o parcial la fructosa, se experimentan síntomas gastrointestinales como diarreas, dolor abdominal, nauseas o gases. Esta situación se le conoce como intolerancia a la fructosa, aunque realmente es una malabsorción. Ante esta situación se pueden realizar algunas acciones para evitar sus efectos.
Recomendaciones
No consumir más de 35 g de azúcares. Una manzana, un café con dos cucharaditas de azúcar y un refresco, serán el límite diario.
Cuidado con los zumos (jugos). Estos son ricos en fructosa, sobre todo el de manzana (14 g en un vaso, piña (12 g), pera y mango (13 g). Los néctares tienen aún mucho más.
Mezcla con verduras. Si se combina el zumo de fruta con el de verduras se aumentará la proporción de fibra y se reducirá la velocidad de asimilación de azúcares.
Endulzantes alternativos. La estevia y el sirope de yacón son endulzantes naturales libres de fructosa y muy beneficiosos para la salud.
Intolerancia a la lactosa
De acuerdo al sitio médico Mayo Clinic, la intolerancia a la lactosa ocurre en personas que no pueden digerir el azúcar (lactosa) que contiene la leche, causando diarrea, gases e hinchazón tras ingerir productos lácteos. Esta afección, que también se le denomina absorción insuficiente de la lactosa, no suele causar graves problemas, pero sus síntomas pueden ser molestos.
«Por lo general, la intolerancia a la lactosa se debe a la escasez de una enzima que se produce en el intestino (lactasa). Una persona puede tener niveles bajos de lactasa y aun así ser capaz de digerir productos lácteos. Sin embargo, si los niveles son muy bajos, se produce la intolerancia», señalan.
Factores de riesgo
A continuación, se mencionan algunos factores que pueden hacer más fácil determinar si una persona es propensa a la intolerancia a la lactosa:
Edad. La intolerancia a la lactosa es más común al llegar a la edad adulta; es poco frecuente en bebés y en niños pequeños.
Origen étnico. Esta afección es más frecuente en personas de origen africano, asiático, hispano o nativo americano.
Nacimiento prematuro. Los bebés de esta condición pueden tener reducidos niveles de lactasa debido a que el intestino delgado no genera células productoras de lactasa hasta fines del tercer trimestre.
Enfermedades que afectan el intestino. La absorción insuficiente de lactosa puede ser provocada por el crecimiento bacteriano excesivo, la enfermedad celíaca (intolerancia al gluten) y la enfermedad de Crohn (enfermedad intestinal inflamatoria crónica que afecta el recubrimiento del tracto digestivo).
Algunos tratamientos oncológicos. La radioterapia contra el cáncer de estómago o la quimioterapia pueden ser precursores de esta intolerancia.
Ante los síntomas descritos, es indispensable que acuda con un especialista, quien determinará si padece o no estas intolerancias alimenticias.