–Irán lanzó un ataque contra una base estadounidense en Qatar, dejando claro que la guerra no se rinde con discursos, y el mundo permanece en vilo
AQUÍNOTICIAS STAFF
Ciudad de México.— La guerra en Medio Oriente no se detiene, aunque se declare una tregua. El expresidente Donald Trump, en un inesperado retorno al centro diplomático, anunció el lunes un “cese al fuego total” entre Israel e Irán. Sin embargo, horas después, Irán lanzó un ataque contra una base estadounidense en Qatar, dejando claro que la guerra no se rinde con discursos, y el mundo permanece en vilo.
El conflicto, iniciado con represalias mutuas y ataques directos en la región, ha sacudido mercados internacionales: el precio del petróleo cayó casi un 3 %, mientras el temor a una escalada energética mantiene alerta a potencias como China y Alemania. La región del Golfo vive bajo tensión constante, y en ciudades como Tel Aviv, Londres o Doha, se multiplican los movimientos diplomáticos y militares.
Mientras tanto, las calles arden en otro sentido. En Nueva York, Los Ángeles, París y Atenas, miles de personas marcharon con pancartas que exigían el fin de la guerra, condenaban el intervencionismo estadounidense y exigían respeto al derecho internacional. “Hands off Iran” y “Peace now” fueron los lemas más repetidos. Las manifestaciones, aunque dispersas, trazan un mapa de descontento global hacia una nueva oleada bélica en la que los civiles pagan el costo.
En este contexto, Reino Unido evacuó a 63 ciudadanos británicos desde Israel, reforzando la percepción de que el conflicto no ha terminado y de que las potencias occidentales buscan blindar su presencia antes de una eventual reactivación militar a gran escala. La diplomacia se tensa, los aeropuertos se vacían.
México, por su parte, mantiene la neutralidad. La presidenta Claudia Sheinbaum ha reiterado su postura: no intervención, respeto a la soberanía y solución pacífica. La política exterior mexicana evita alineamientos automáticos y prefiere la vía multilateral, aunque ya crecen las voces que exigen posicionamientos más firmes.
En Chiapas, estado fronterizo y de paso constante para migrantes, el conflicto se percibe a la distancia… pero no con indiferencia. Una eventual crisis humanitaria en Medio Oriente puede trasladarse, como otras veces, a las rutas del sur. Además, la caída del precio del crudo y la volatilidad del dólar podrían impactar en programas sociales o acuerdos binacionales que sostienen parte del desarrollo local.
Frente a una guerra de fuego cruzado, México insiste en ser una voz de equilibrio. Pero esa neutralidad, estratégica y constitucional, será cada vez más puesta a prueba.
El tablero global se mueve.
Y Chiapas, como México, observa… sin cerrar los ojos.