Hay que elegir bien por quien votar: Obispo

El obispo Leopoldo González González precisó que para nadie es un secreto la desconfianza que hay en la sociedad hacia las instituciones en general, y que es muy grande hacia los partidos políticos e instituciones gubernamentales

Rodolfo Hernández González

[dropcap]»[/dropcap]Nos encontramos al inicio del tiempo formal para las campañas electorales de quienes buscan ser electos para presidentes municipales y diputados locales en nuestro Estado de Chiapas», señaló el obispo Leopoldo González González.
Precisó que para nadie es un secreto la desconfianza que hay en la sociedad hacia las instituciones en general, y que es muy grande hacia los partidos políticos e instituciones gubernamentales. En algunas regiones del Estado parece haber la convicción acrítica de que todo lo que venga del gobierno es para mal de la comunidad; la sospecha de que en toda obra que realiza se quedan con una parte, frecuentemente en contubernio con las empresas; de que todo lo que proponga o realice un partido es para engañar.
«Si queremos fortalecer el tejido social, se ocupa recuperar la confianza en las instituciones. Esta jornada electoral, sobre todo la de alcaldes, es una oportunidad muy especial para intentarlo», añadió.
Monseñor se preguntó: ¿Por qué es así de especial? «Porque son los candidatos a quienes más conocemos y porque vivimos cada día la realidad de nuestro municipio con sus posibilidades y problemas. De esta forma, la elección que hagamos puede ser más consciente, a sabiendas de a quién elegimos y para qué lo elegimos. Esto carga mucho la responsabilidad de quien resulta electo: porque si nos falla aquel a quien conocemos y vimos como el más adecuado para mejorar la situación concreta de nuestra comunidad, es imposible confiar en aquel a quien elegimos sin conocerlo tan ampliamente, para una encomienda que rebasa los límites de nuestro ambiente cotidiano».
Entrevistado en la Catedral de San José, precisó que una gran responsabilidad de quienes programan y realizan las campañas electorales es no ahondar en la sociedad la apreciación de que «todos son malos». Se han de evitar ataques y golpes bajos. Esto ha de tomarse más en cuenta ahora que la elección se realiza en un ambiente en el cual hablar mal de un candidato es hablar mal de alguien con quien se tienen nexos más cercanos que la sola pertenencia partidista: «es mi familiar, mi amigo, mi vecino».
Los insultos y descalificaciones producen heridas más dolorosas, que pueden tardar mucho en sanar, dividiendo las comunidades y a veces hasta las familias. Es más edificante escuchar propuestas para resolver problemas que acusaciones a otros. Urge que las campañas sean propositivas, afirmó.
El obispo manifestó que si se trata de fortalecer la confianza, es fundamental la intención de servir a la comunidad en el cargo de autoridad que se pretende. Si hay engaño en esto que es tan básico, lo demás no funciona. Las propuestas han de ser muy concretas, buscando dar continuidad a lo que hubo de positivo en la administración anterior, y buscando responder a los problemas que deben resolverse para construir el bien común. No se puede prometer lo que no es posible cumplir. Muchas comunidades, sobre todo en pueblos no tan grandes, guardan memoria exacta de lo dicho en campaña y con todo derecho lo exigen, aunque claramente hemos de expresar que siempre han de hacerlo respetando los derechos fundamentales de las personas. No es posible restablecer la justicia actuando de manera injusta. Una injusticia y otra injusticia son dos injusticias.
Monseñor manifestó que junto a la gran responsabilidad de partidos y candidatos para fortalecer la confianza en las instituciones políticas y gubernamentales, no es menor la responsabilidad de los ciudadanos. «Aunque nos cueste trabajo, con mucha esperanza escuchemos las diferentes propuestas. Partamos del hecho de que buscan el bien común. Son diferentes los caminos y a nosotros nos toca discernir».
Se pronunció porque hay que analizar lo mejor de cada candidato y de cada partido, y reflexionar y decidir el voto, no en base a lazos de parentesco o amistad, sino mirando el bien del municipio. Votar por «quien más nos da», por quien ofreció un trabajo a mi familiar o amigo, no es mirar por el bien común. Hemos de preguntarnos quién tiene las mejores propuestas y quién tiene la honorabilidad necesaria que hace posible fiarnos de él o de ella. No podemos sentirnos comprometidos por algún regalo o favor recibido. Nuestro voto es libre y secreto. Nada ni nadie nos puede presionar.
«Señor, Tú conoces bien nuestras necesidades y todas las aflicciones de nuestra vida. Tú conoces el corazón de quienes nos han de gobernar. Por ello, te pedimos, con grande humildad y confianza, que nos des gobernantes según tu corazón», concluyó.

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