Historiar la Historia / José Antonio Molina Farro

“Escuchad ciudadano presidente de la República Mexicana. Vos acabáis de mostrar el poder de la democracia, ahora mostrad su belleza. Después del rayo mostrad la aurora. A los bárbaros mostrad la civilización, a los déspotas los principios.

Dad a los reyes la humillación del asombro; vencedlos, sobre todo, por la piedad. Que el violador de los principios sea salvado por un principio. ¡Que tenga esa felicidad y esa vergüenza! Que el perseguidor del Derecho sea salvado por el Derecho. Que este príncipe que no adivinaba que era un hombre, sepa que hay en él una miseria, el rey, y una majestad, el hombre. Juárez, haced que la humanidad de un paso inmenso. Desterrad de sobre la faz de la tierra la pena de muerte. Que el mundo vea esta cosa prodigiosa. Juárez, esta será vuestra segunda victoria, la primera vencer a la usurpación es magnífica, la segunda, perdonar al usurpador es sublime”.  Fragmentos de la carta que Víctor Hugo envió a Benito Juárez para salvar a Maximiliano. Los historiadores especulan: la visión romántica y la visión de Estado. Para unos la carta llegó tarde, un día después, y tratándose de la dimensión universal del autor de Los Miserables, Juárez pudo haber rectificado una decisión tomada. Para otros, Juárez la recibió a tiempo, pero se negó, para dar un mensaje al mundo de que los mexicanos no tolerarían ningún gobierno impuesto por extranjeros.

Maximiliano de Habsburgo. ¿Quién fue en realidad el Archiduque de Miramar, a quien el oficialismo de antaño y hogaño, de Juárez a la época, lo sitúa en el pedestal de uno de sus villanos favoritos? Un intento de comprender la dinámica del mundo moderno debería recurrir mucho más que a una historia del pensamiento o de las ideas políticas, a una historia de las emociones colectivas, a una teoría de las imágenes políticas absolutas que han conducido la lucha por la conquista de las masas. Estas imágenes expresan aspiraciones o instintos de las masas que se han encendido artificialmente en el corazón de la gente. Los mitos, a decir de teóricos como Bronislaw Malinowski, sirven para justificar la autoridad de los líderes, También antropólogos como Lévi-Strauss sostienen que reflejan oposiciones binarias en la cultura y la sociedad. En otras palabras, sirven para justificar estructuras de dominación con narrativas que modelan a la psique colectiva, que apuntan a la química de las pasiones y emociones colectivas. Maximiliano, sin duda, fue para los mexicanos más patriota que muchos de nuestros adorados próceres. Amaba genuinamente a México, y era bien querido y bien amado por las clases más humildes. Había un adagio popular. “Un indito y el otro güerito, los dos igualitos”. Van unas pinceladas.

Al asumir dijo: “estaré solo el tiempo preciso para crear un orden regular y establecer instituciones sabiamente liberales”. Ratificó las Leyes de Reforma en contra de la iglesia, pero Maximiliano no las aplicó a las  comunidades indígenas. No se olvide que la ley Lerdo también declaró “bienes de manos muertas” a las propiedades comunales de los pueblos indígenas, esto significaba que las tierras comunales de los indígenas debían ser divididas y vendidas a particulares, con el objetivo de promover la propiedad privada y la integración de los indígenas a la sociedad mestiza. Esto contribuyó a la concentración de la tierra en manos de unos pocos propietarios y exacerbó la desigualdad y la pobreza en las comunidades indígenas.

Maximiliano visitaba hospicios, escuelas, hospitales, cárceles, y por las noches panaderías para conocer la situación laboral de los trabajadores.. Redujo las jornadas de trabajo a peones en haciendas, y a los niños menores de doce años solo media jornada en tareas no pesadas. Prohibió las tiendas de raya que subsistieron en los gobiernos liberales y en el porfiriato, obligando a los hacendados a pagar en efectivo. Las haciendas que tenían a más de veinte familias fueron obligadas a establecer escuelas primarias gratuitas para hijos de peones. Fue el precursor de la Educación Bilingüe en comunidades indígenas, misma que abolió Porfirio Díaz. Y ojo. México fue el primer país en el mundo que promulgó una Ley Protectora de Indígenas y Campesinos, “El imperio cede en plena propiedad los terrenos de comunidades a los pueblos a que pertenecen”. Creó el Comité Protector de las Clases Menesterosas, para investigar las condiciones de vida de los pobres y campesinos y mejorarlas, una especie de CONEVAL. Él sí, fue el auténtico precursor de “Por el bien de México primero los pobres”.

Patriotismo criollo. Se “enorgullece” del pasado indígena, pero no ve como igual al indio, el liberalismo lo desprecia, lo ve incluso como un lastre en el camino a la civilización, abundaban los calificativos, “plantas parásitas, un lastre en el camino a la civilización, envilecidos restos de la antigua sociedad mexicana”. ¿Y quiénes eran estos personajes? Los más relevantes: Lorenzo de Zavala (1788-1836), José María Luis Mora (1794-1850), Guillermo Prieto (1818-1897), Mariano Otero (1817-1850) y nuestro paisano Querido Moheno (1873-1933). Incluso recordemos que la nueva Constitución que disolvió Iturbide obligaba a que no se mencionara más a la raza indígena en los actos públicos. Es el positivismo el que inventa al mestizo que es el corazón del nacionalismo mexicano. Juzgue usted apreciado lector.

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