¿Los crímenes que hieren el tejido social ya no encontrarán cobijo en la impunidad?, Hoy, dos condenados parecen indicar que sí se está buscando la paz y la justicia en Chiapas
Aquínoticias Staff
Esta semana, el Poder Judicial del Estado sentenció a dos hombres por homicidios ocurridos en Larráinzar y Yajalón, municipios donde la violencia suele quedar sin rostro y, peor aún, sin castigo. Pero esta vez no fue así.
A Manuel “N” le fueron impuestos 54 años y dos meses de prisión por el asesinato y tentativa de homicidio de dos personas con identidad reservada. Su crimen, cometido en Yajalón, no encontró atajos judiciales ni excusas burocráticas.
Por otro lado, Fredi “N” fue condenado a 25 años de cárcel por el asesinato de una persona en Larráinzar. La sentencia también contempla el pago de la reparación del daño, en un intento por devolver, al menos simbólicamente, algo de justicia a la víctima y su entorno.
Ambos procesos se llevaron a cabo en los tribunales de enjuiciamiento correspondientes, bajo procedimientos orales y con pruebas sólidas, de acuerdo con el órgano acusador. Las penas no solo representan el cierre de dos casos: son un intento del Estado por recobrar el control y la legitimidad en regiones históricamente vulnerables.
El mensaje institucional es claro: el crimen no quedará impune. Pero más allá de los discursos, lo relevante es que los casos no quedaron en el archivo muerto, ni las víctimas fueron borradas del mapa por el miedo o la desidia.
La justicia en Chiapas aún tiene muchos desafíos, pero con sentencias como estas, al menos se marca una ruta posible: la de un sistema judicial que se atreve a ponerle nombre y castigo al horror.