El uso intensivo de nuevas tecnologías está generando un cambio radical en los procesos de producción, en los hábitos de consumo y en el mercado laboral en todos los rincones del mundo. Estamos en la antesala de una transición hacia una revolución tecnológica que comenzará por modificar las características de los puestos de trabajo.
Investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han presentado un indicador que cuantifica el impacto de la Inteligencia Artificial en las ocupaciones y las tareas asociadas. El Índice de Exposición Ocupacional Generado por IA (GENOE por sus siglas en inglés) evalúa la probabilidad de ajuste del empleo y cómo las innovaciones podrían reemplazar las tareas y habilidades laborales.
El análisis, que se ocupa de Estados Unidos y México, explica que las mujeres son las más vulnerables y con alta probabilidad de ser desplazadas debido a su importante presencia en puestos de oficina y administrativos, de servicios y apoyo.
Más preocupante es que el riesgo es mayor en el empleo formal que el informal. Mientras que en el vecino país los trabajadores con bajo nivel educativo y salarios bajos están particularmente expuestos, en México tanto los trabajadores poco y medianamente calificados y en empleos formales de ingresos medios, son más vulnerables, lo anterior puede profundizar las desigualdades de ingresos.
En nuestro país 16 millones de puestos de trabajo se verán afectados en un año, 22 millones en cinco años y 26 en una década. Los autores del trabajo son cuidadosos en precisar que no se trata de empleos que se vayan a destruir como consecuencia del cambio tecnológico, sino que se verán “afectados o expuestos”. El GENOE calcula la probabilidad de “vulnerabilidad laboral a la inteligencia artificial” de unas 750 profesiones y perfiles laborales en los periodos de tiempo ya referidos.
El novedoso índice confirma que en este ámbito también existen brechas de género: en cinco años el 42% de las mujeres empleadas en México se verán afectadas contra el 40% de los hombres y esta tendencia se mantendrá en una década.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de julio reporta que del total de personas ocupadas en México equivalente a 60.3 millones, el 40% son mujeres quienes se encuentran mayormente en la informalidad laboral, un botón de muestra de que las desigualdades en el mercado laboral son de carácter estructural.
En el sector privado los empleadores están buscando perfiles y profesiones asociados a la IA, lo que exige nuevas habilidades, herramientas y conocimientos; las personas trabajadoras deberán desarrollar rápidamente las competencias necesarias para mantenerse en sus puestos y aprender a utilizar la IA.
La acelerada transformación tecnológica que presenciamos supone el inicio de una nueva era en todos los planos de la vida económica al agilizar los procesos productivos, sin embargo, también puede representar un riesgo al empeorar las desigualdades en estratos sociales determinados como las mujeres de bajos ingresos, bajas calificaciones laborales y con una formación educativa básica.
Si se busca aumentar la productividad y al mismo tiempo mejorar la calidad de vida, es imperativo reducir esas brechas y contar con políticas públicas (de manera prioritaria las educativas) que atiendan esta nueva realidad. La regulación también debe ser un tema a abordar.