Informalidad ha sellado un destino de pobreza para Chiapas

Imco atribuye la marginación al poco desarrollo del sector manufacturero, la presencia de un mercado laboral informal alimentado por la falta de creación de empresas y una baja conectividad comercial

Julieth Rodríguez / Portavoz

[dropcap]L[/dropcap]os números rojos con los que resultó Chiapas en el estudio recién difundido por Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) están lejos de revertirse, a menos que se combata la informalidad en el empleo y se mejoren las condiciones para aquellos que están insertados en la economía formal.
El «Índice de Competitividad Estatal 2016: Un puente entre dos Méxicos» atribuye la marginación de los estados del sur al poco desarrollo del sector manufacturero, la presencia de un mercado laboral informal alimentado por la falta de creación de empresas y una baja conectividad comercial.
Chiapas se encuentra en el grupo de las 10 entidades para las que la industria manufacturera representa sólo el 16 por ciento de su producto interno bruto (PIB). El analista Alfredo Camacho Valle consideró que este rubro económico en la entidad refleja un claro estancamiento pues de 2003 al 2014 sólo registró un crecimiento acumulado de 0.9 por ciento, según concluyó en el estudio «La Industria Manufacturera en Chiapas 2016», que presentó a mediados de este año a través del Centro de Análisis e Información para el Desarrollo Regional.

Brecha de desigualdad

Respecto al rubro de empleo, de acuerdo con la investigación del Imco, aunque los empleos formales son mejor pagados hay una brecha significativa entre los estados del Sur y el resto de la República, pues mientras que en la Ciudad de México un trabajador formal gana en promedio 8 mil 674 pesos, en Chiapas gana 6 mil 715.
En cuanto a ingreso promedio de trabajadores de tiempo completo, el estudio establece que el promedio salarial en los estados es de 5 mil 726 pesos mensuales; sin embargo, los trabajadores de Baja California Sur (primer lugar), ganaron 2.2 veces lo que los de Chiapas (último lugar).
Aunado a este panorama desigual en el salario de quienes están insertados en la economía formal, aquellos que permanecen en el sector informal sólo reproducen esquemas de pobreza que mantienen abajo los índices de desarrollo humano.
Según el reporte Medición de la Pobreza 2014 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, de las 32 entidades del país, 10 concentran el 81 por ciento de la población en esta situación: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Michoacán, Veracruz, Estado de México, Guanajuato, Jalisco y Ciudad de México (entonces, Distrito Federal). De todos ellos, el estado tiene la mayor proporción de la población pobre con 76.2 por ciento (3.96 millones de personas en situación de pobreza; y 1.6 millones, en pobreza extrema).
De acuerdo con Imco, los ocho estados más pobres del país tienen al 29 por ciento de los trabajadores en el sector informal, mientras que en aquellos menos pobres únicamente el 4 por ciento de los ocupados están en ese sector.
Al respecto de estos resultados, la revista Forbes publicó: «El estudio recordó que los estados con más informalidad son los más pobres. Un botón de muestra: Mientras que la entidad gobernada por Jaime «El Bronco» Rodríguez tiene 37 por ciento de trabajadores informales y 20 por ciento de la población en pobreza, la entidad que gobierna el priista Manuel Velasco tiene 79 por ciento de informalidad mientras que 76 por ciento de la población es pobre».

Menor inversión

A mayor informalidad, menos inversión extranjera directa (IED). Chiapas, Campeche, Colima. Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Veracruz y Yucatán —que conforman el grupo con niveles más bajos de comercio exterior y recepción de IED en los últimos 13 años— tienen una tasa de informalidad laboral del 67 por ciento; en tanto que las 10 entidades más conectadas con el mundo y donde el comercio exterior representa una parte importante del PIB estatal, tienen una tasa de informalidad laboral de 45 por ciento.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que el PIB per cápita de los estados con mayor IED y comercio internacional se incrementó en 37 por ciento entre 1994 y 2014; para aquellos más rezagados en inversión extranjera y comercio, el crecimiento del ingreso por habitante fue sólo de 6.6 por ciento.
La clave del éxito de las 10 entidades mejor conectadas globalmente es que reconfiguraron la estructura sectorial en industrias y actividades económicas con tasas de crecimiento relativamente altas; de nueva cuenta, el sector manufacturero y la generación de productos complejos en estas geografías es primordial.
No obstante, hay sectores que por sus propias características son más propensos a emplear informalmente a sus trabajadores. Por ejemplo, el sector de agricultura y ganadería tiene una tasa de informalidad del 91 por ciento a nivel nacional, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi.
De forma coincidente, «los estados más pobres se especializan en productos de exportación de bajo valor agregado, como frutas, azúcar, minerales, carne, entre otros. Los estados más ricos se especializan en productos de exportación complejos que requieren procesos sofisticados de manufactura como autos, autopartes, aeronaves, computadoras», señaló el estudio.
Es decir, sí, Chiapas exporta; sí, tiene vocación productiva pero no sirve de mucho si no comienza a evolucionar en estos aspectos y reinventa los productos que ofrece. «Oaxaca, Chiapas y Guerrero tienen vocación productiva agropecuaria, pero no generan valor porque no han sabido integrar cadenas de valor para dejar de exportar productos básicos y transitar a procesados», explica la investigación del Imco.
También consiga que la innovación en la cadena de valor de productos tan básicos como el aguacate o la carne ha permitido que empresas mexicanas de todos tamaños incursionen en los mercados internacionales de manera competitiva.
Los casos de éxito son los cinco estados que concentran el 56 por ciento de las exportaciones (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas). En 2014, 14 entidades aportaron en conjunto únicamente 7 por ciento del total de los envíos de productos al extranjero.
En general se trata de entidades de la zona Sur del país y son los menos desarrollados, como Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán; es decir, su actividad exportadora incide muy poco en el porcentaje de su PIB. Mientras que el Distrito Federal exportó una diversidad de al menos 933 productos en 2014; el estado sólo reportó en el mismo periodo haber exportado un tercio de esa cantidad, 300 productos (igual que Oaxaca, Colima, Guerrero y Baja California Sur). El catálogo de productos del Atlas de Complejidad Económica de México identifica más de mil 200 productos que podrían ser exportados.

Caldo de cultivo

Para revertir esta serie de malos resultados que revelan las deplorables condiciones de Chiapas a nivel nacional e internacional, con respecto a otras entidades del país, los esfuerzos de las autoridades deben enfocarse más que en la demagogia, en hacer efectivas las acciones para el combate a la informalidad (el Tianguis Urbano «Santo Domingo» para reubicar el comercio informal, debía ser inaugurado el pasado 24 de este mes).
Imco considera «medular» en la estrategia para reducir la desigualdad regional entre estados, a la implementación de serie de políticas públicas para reducir la informalidad laboral. Estas estrategias deben atacar las causas que sirven de «caldo de cultivo» para actividades económicas que no están reguladas ni fiscalizadas por el Estado. «Reducir la informalidad del trabajo reduce el riesgo de exclusión de otros mercados relevantes», como los internacionales.
De la mano, los gobiernos locales deben encargarse de generar condiciones propicias para la creación y expansión de empresas formales y legales porque éstas fungen como «principal instrumento de la política pública para, en un primer momento, reducir la informalidad laboral, y segundo, sacar a más gente de la pobreza».
El Instituto Mexicano para la Competitividad también considera fundamental para que un estado impulse actividades exportadoras, variables como infraestructura, regulación e impuestos, financiamiento, capital humano y Estado de Derecho. En el primer rubro, aclara: «La construcción de carreteras que no llevan a ningún lugar relevante es un ejemplo frecuente de inversión».
En el segundo y tercer punto, el Imco se refiere a la excesiva burocracia y tramitología «como un obstáculo para las empresas exportadoras», además, éstas necesitan financiamiento para actividades inherentes a su proceso de desarrollo, como investigación e industrialización a fin de dotar de valor agregado a sus productos. Esto va de la mano con la cuarta variable, pues no contar con personas que tengan las capacidades y competencias necesarias para determinadas actividades, supone una dificultad; es decir, deben crearse planes de estudios y capacitarse a las personas para las nuevas necesidades del mercado.
En la cuestión Estado de Derecho, se refiere a que los gobiernos locales deben generar condiciones favorables para la atracción y retención de talento e inversiones para sus entidades, es decir, un entorno de seguridad pública y jurídica. De nueva cuenta, el estado no pasa este filtro pues para Imco, «un número importante de entrevistados reveló que no buscarían operar en estados como Chiapas, Oaxaca o Guerrero por estos factores. El conflicto magisterial y los grupos de autodefensa, por ejemplo, son citados como desestabilizadores de la actividad empresarial».

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