En enero de 1973, la Corte Suprema de Estados Unidos estableció la legalidad del derecho de una mujer a la interrupción del embarazo bajo la Décima Cuarta Enmienda a la Constitución (derecho a la privacidad). Desde entonces, hace casi 50 años, el vecino país logró proteger ese derecho gracias al caso Roe vs Wade.
Sin embargo, pronto las cosas podrían cambiar. El máximo tribunal discute ahora la legalidad de una ley de Misisipi que limita el procedimiento más allá de las 15 semanas de embarazo. Hace dos semanas Florida siguió el mismo camino. La decisión de la Corte puede anular la histórica sentencia de 1973, especialmente por su configuración actual de perfil conservador.
Mientras en el país vecino podría haber un retroceso, en México la Suprema Corte parece avanzar en sentido inverso. El 7 de septiembre resolvió por unanimidad que es inconstitucional criminalizar el aborto de manera absoluta, al declarar la invalidez de un artículo del Código Penal de Coahuila, que establecía pena de prisión a la mujer que voluntariamente lo practicara.
Ayer se cumplieron 15 años de una política pública histórica en materia de salud pública que ha sido fundamental para los derechos sexuales y reproductivos en la CDMX, mediante la publicación de reformas al Código Penal que dispone la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) hasta las 12 semanas de gestación.
La medida legaliza y garantiza a las mujeres y personas gestantes el acceso libre, gratuito y seguro. Desde la implementación de la ILE se ha atendido en la capital del país a casi 250 mil mujeres mediante un procedimiento seguro, sin registrar un solo deceso. La Secretaría de Salud local reporta que 77% de los casos sucedió antes de las ocho semanas de gestación.
La demanda y sororidad de las organizaciones y movimientos de mujeres, que han venido exigiendo la libertad y el derecho a decidir sobre sus cuerpos, junto a la sentencia de la SCJN, han contribuido a que un puñado de seis estados (Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Colima, Baja California y Sinaloa) hayan legislado a favor de la ILE en meses recientes.
En el lado opuesto, se han documentado casos extremos e increíbles en algunos estados, de niñas abusadas sexualmente a quienes se les ha negado el derecho a interrumpir el embarazo aun cuando es producto de una violación, revictimizándolas de por vida.
México y otras naciones latinoamericanas están demostrando que un aborto puede ser legal y seguro y sobre todo puede salvar la vida de miles de mujeres que tenemos derecho a decidir libremente sobre nuestros cuerpos. La maternidad debe ser una decisión que nos llene, como es mi caso y el de muchas más, de satisfacción, responsabilidad y amor. Nunca más una imposición.