La doctora Elia Diego García habla sobre el proyecto financiado por el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Chiapas, el cual busca crear conocimiento aplicable a las áreas biológicas, médicas y ecológicas, a través de la investigación de ocho especies de la entidad
Lucero Natarén / Aquínoticias
El «veneno» de las arañas y alacranes así como otros componentes podría servir para medicamentos, aplicación biotecnológica o biomédica, comentó la doctora Elia Diego García, adscrita a El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Tapachula.
En esta entrevista platica sobre el proyecto: Diversidad Molecular en Especies del Estado de Chiapas: Arácnidos Venenosos. Cabe destacar que este es uno de los 25 proyectos de investigación científica, desarrollo científico y tecnológico y de innovación 2019, que impulsó el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Chiapas (ICTI).
Lo que tenemos fue un impulso muy grande por parte del ICTI. Recibimos 100 mil pesos para iniciar este proyecto, en esta categoría, además de que se tuvo una colaboración multidisciplinaria.
¿Qué es la diversidad molecular?
La diversidad molecular se refiere a todas las moléculas que hay en un organismo, es decir, a grandes rasgos, el material genético, metabolitos y proteínas. En el caso de las arañas, en el veneno, tienen diferentes moléculas y diferente información genética que es importante conocer. El estudio de estas moléculas nos ayudará a encontrar algún medicamento o alguna aplicación biotecnológica o biomédica a futuro.
¿Qué son los arácnidos y cuántas especies existen?
Los arácnidos son de los organismos más antiguos, existiendo 48 mil especies de arañas en el mundo y de los alacranes hay un poco más de mil 500 especies. Eso significa que existe mucha diversidad. De todo lo que se ha encontrado e investigado hasta el momento, tan sólo se tiene un 5 por ciento de conocimiento sobre estos animales.
¿Por qué se eligieron especies de Chiapas?
Ubicamos que en Chiapas tenemos especies interesantes, que potencialmente sus moléculas pueden ser para la creación de medicamentos a futuro, o alguna actividad biotecnológica, como el control de plagas o algún otro tipo de efecto.
Este estado posee una gran diversidad de especies que aún no se han descubierto. Continuamente se han reportado nuevas especies de arácnidos aquí en la entidad. Recientemente hubo el hallazgo de una araña de escasos milímetros en las inmediaciones del Volcán Tacaná, eso despertó nuestro interés de conocer más sobre estos organismos.
La investigadora destacó que para este proyecto recolectaron ocho especies, una del alacrán llamado Centruroides tapachulensis, especie de Tapachula y siete especies de arañas. Ubicadas en los municipios de Mapastepec, Huehuetán, Tapachula, Cacahoatán y Unión Juárez.
De acuerdo con nuestro proceso de investigación nosotros trabajamos con la colecta, luego se catalogaron por taxonomía (características del organismo para identificar a que grupo o familia pertenece), además de la taxonomía molecular que sirve para identificar a las especies a partir de los genes.
Nos encontramos ahora, identificando estas ocho especies para analizar su material genético. La araña del género Phonotimpus del Volcán Tacaná, la cual se reportó en el 2018 por el grupo del doctor Guillermo Ibarra Núñez, de la Colección de Arácnidos del Sureste de México.
La catedrática indicó que aunque fueron únicamente dos meses en los que recolectaron estas especies fue el suficiente, sin embargo, para catalogar todo el arsenal molecular, el cual incluye el veneno y sus genes, requerirá de un periodo mayor.
También detalló que para llegar a un mejor resultado se han apoyado en un grupo de investigación del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Nos apoyamos en este equipo, considerando la experiencia que ellos tienen caracterizando los venenos de alacranes. Obtuvimos pequeñas proteínas llamadas Péptidos. En Ecosur Tapachula, tenemos cómo ordeñar el veneno de estos arácnidos. Esto nos ha permitido continuar con los demás procesos e iniciar la caracterización del efecto biológico del veneno, como la actividad antimicrobiana.
La investigadora también destacó que la tecnología jugó un papel importante en este proyecto:
Con el apoyo del ICTI, contribuimos al fortalecimiento de recursos humanos, (colegas y estudiantes de licenciatura participaron de manera activa junto con el doctor Guillermo Ibarra Núñez, la doctora Griselda Karina Guillén Navarro, el maestro Héctor Montaño Moreno y su servidora), generando «ciencia de frontera», involucrando tecnologías, herramientas moleculares y demás, no utilizadas con anterioridad en el estado para el estudio de arácnidos.
Como parte de su labor de difundir la ciencia y generar conciencia científica y ambiental, dijo, realizaron un taller para niños sobre conocimiento de arácnidos, donde ellas y ellos pudieron aprender sobre la importancia de estas especies en el ecosistema.
En caso de localizar especies «raras», aconsejó, se les puede capturar cuidando no herir al espécimen y tampoco exponerse al veneno y, posteriormente, tomar fotografías, para luego liberar los arácnidos o, de ser posible, llevarlos a la Colección de Arácnidos del Sureste de México, o con otros especialistas que conozcan sobre el tema.
La doctora Diego García expuso que en todo momento buscan concientizar a la población sobre el respeto hacia estas especies que están en el entorno.
A los arácnidos no hay que darles un «chanclazo» y desaparecerlos, sino respetarlas y liberarlas en otro lugar. Se debe reconocer que a través de ellos funciona mejor el ecosistema».