En una investigación tripartita entre la Facultad de Medicina y los institutos de Geología y Ciencias Aplicadas y Tecnología de la UNAM se desarrolla una metodología para medir el nivel de diseminación del COVID19
Lucero Natarén / Aquínoticias
A través de una investigación interinstitucional entre la Facultad de Medicina (FM) y los institutos de Geología (IGl) y Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM, iniciada en mayo de 2020 y que concluirá en 2023, se evalúa el riesgo de que el COVID-19 llegue activo a los campos agrícolas que se riegan con el agua residual de la Ciudad de México, detalló el director del ICAT, Rodolfo Zanella Specia.
Así mismo se busca estimar la tasa de diseminación del virus y los fármacos utilizados para el tratamiento del COVID-19, así como dar seguimiento a la inactivación del virus y a las variaciones en la concentración de los fármacos a lo largo del ciclo urbano del agua.
El estudio se basa en el hecho de que cuando el virus infecta al cuerpo humano suelen pasar algunos días para que comiencen a presentarse los síntomas de la enfermedad. Desde que inicia el periodo de latencia hasta que concluye el COVID-19, el paciente excretará partículas virales (unas activas y otras inactivas) y posteriormente residuos de los fármacos que ha tomado como tratamiento.
«Con base en ello, se puede establecer el nivel de diseminación de la enfermedad en una población monitoreando la carga de virus en el agua del drenaje, señaló Yolanda López Vidal, académica de la FM. «Este ejercicio implica hacer un seguimiento de los restos del material genético del virus (ARN), a través de sofisticados métodos de purificación y análisis en muestras tan complejas como el agua del drenaje».
Repercusiones
Dado que un gran número de personas en las urbes, incluso en zonas rurales, se encuentran conectadas al sistema de alcantarillado, por lo que el estudio de una sola muestra representará la información de cientos o miles de individuos en un instante.
Los científicos coincidieron en que el estudio de partículas virales en el agua residual seguirá siendo fundamental para conocer el destino de los virus en el medio ambiente, «así como moldear nuestra percepción del riesgo de sufrir nuevos brotes asociados a posibles reservorios».