Daniela Villegas Mercado, especialista en activismo feminista juvenil del Centro de Investigaciones sobre Estudios de Género, analiza las denominadas red flags y realiza observaciones de cómo atender la problemática
Lucero Natarén / Aquínoticias
En las redes sociales, existen alertas para indicar que hay una problemática o un riesgo en una relación afectiva, las denominadas red flags (banderas rojas).
Al respecto la especialista en activismo feminista juvenil del Centro de Investigaciones sobre Estudios de Género (CIEG), Daniela Villegas Mercado, indicó que las red flags está muy vinculado a un instrumento denominado Violentómetro (clasificación gráfica de las diversas manifestaciones de violencia en la pareja) en el que se decodifican ciertos comportamientos que pueden considerarse incluso «ingenuos» o «inocentes», porque están normalizados.
El chantaje, la mentira, la «ley del hielo», el hecho de celar, culpabilizar, intimidar y controlar a la pareja son actitudes consecuentes que inician con bromas hirientes; ahí se puede considerar que aparece la primera red flag.
Sin embargo, «no tenemos por qué esperar a que haya una agresión física para una red flag; desde que aparecen las bromas hirientes, se socava la autoestima de la persona», aclaró.
«Arranca un proceso de mayor vulnerabilidad, porque la persona que recibe esas conductas de su pareja empieza a dudar de sí misma y se aleja de su círculo de amigos, familiares, pierde confianza».
Declaró que México requiere fortalecer su infraestructura institucional para aquellas mujeres que se encuentren en situaciones de riesgo y violencia económica, física y emocional, por cuestiones de género. Expuso además que de realizarse esa sugerencia, las mujeres tendrían dónde concurrir: un espacio, un refugio para contención, «para lograr paz, certeza, y después comenzar a vincularse de una manera autónoma».
Villegas indicó que lo ideal sería, de manera previa a un acercamiento de pareja, ir en búsqueda de educación emocional o afectiva para construir relaciones sanas.
«Se debe educar a los individuos desde pequeños, desde el espacio del hogar, instruirlos en el respeto para entablar diálogo con los demás, no para poner a un lado sus necesidades», comentó.
Por último, la académica destacó que a pesar de existir estas señales, la gente que está en una relación violenta no le es sencillo salir, principalmente porque siente vergüenza de la situación. Sin embargo, la experta asegura que escapar no debe ser motivo para sentirse avergonzado y menos pensar que se es débil «por no soportar»: «nos tiene que quedar claro: El hecho de que los más jóvenes decidan separarse más rápido que otras generaciones precedentes no necesariamente los vuelve más débiles».