El jaguar de Martin Abadia, el guardian de El Jobo

La escultura del animal mide cuatro metros de alto y siete de largo. Pesa casi 300 kilos y fue elaborado con pigmentos de resina y fibra de vidrio. El felino espera a la entrada del pueblo, como si de un protector se tratara

Ariel Silva / Portavoz

En el Jobo, a orilla de carretera, se aparece un jaguar gigante. La bestia, encadenada a un remolque, es obra del artista plástico Martín Abadía. La escultura del animal mide cuatro metros de alto y siete de largo. Pesa casi 300 kilos y fue elaborado con pigmentos de resina y fibra de vidrio. El felino espera a la entrada del pueblo, como si de un guardián se tratara.
El artista invirtió nueve meses para terminarlo. Es tan grande que no cabe en el patio de su casa. Por eso lo deja a unas cuadras de donde vive. Ahí el policía de parque lo cuida y la gente del pueblo puede admirarlo.
Los niños pasan, suben al remolque y toman algunas fotos. Los autos que van rumbo a Suchiapa se detienen, graban un poco con el teléfono móvil y siguen su camino. Ya todos conocen al gran jaguar de Martín Abadía. No es un mito que en algún lugar de Chiapas vive un gran felino que cuida a un pueblo y lo colorea.

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