La línea es que no hay línea
A casi cien días de que se lleven a cabo las elecciones, algo está muy firme en la política chiapaneca: la línea es que no hay línea, al menos, desde Palacio de Gobierno, desde la oficina del gobernador Rutilio Escandón Cadenas, a donde ya no se recurre a pedir la venía, ni provienen del Ejecutivo los «guiños» que luego se convertían en instrucciones y bajaban como reglas no escritas que debían cumplirse a rajatabla.
Ello quedó muy en claro, allá por noviembre, cuando dos operadores políticos, Ismael Brito Mazariegos y Jorge Luis Llaven Abarca, dejaron sus cargos, un mensaje muy claro de que el gobierno estatal de la 4T no iba a caer en el garlito de siempre, de encubrir una intención política disfrazada de acción de gobierno.
Ahora que el gobernador acudió a la firma del Acuerdo por la Democracia en Palacio Nacional allá en CDMX, junto a otros gobernadores de Morena, una convocatoria lanzada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la idea del distanciamiento entre gobierno, partido y elecciones, quedó en firme.
Ciertamente no gustó a todos, precisamente por la cultura del Presidencialismo que México desarrolló en una vida «institucionalizada» en la era del PRI y hoy que proviene desde el poder la reconversión de hacer política en tiempos electorales, resulta contradictorio para el ADN de quienes no logran entender que muchas cosas ya cambiaron.
El ejemplo del gobernador, de no mezclar su gobierno con las elecciones, debe bajar a niveles municipales, para que entiendan todos quienes hoy quieren subirse al barco de Morena y ganar presidencias municipales y para quienes tienen una trayectoria dentro, para no confundir «gimnasia con magnesia».
Que Morena lo entienda, con eso bastará como principio, que lo quieran seguir los adversarios, será quizás el gran legado de este tiempo de transformación, pero ciertamente el compromiso del gobernador está manifiesto, público, poco a poco, firme como estandarte y entre mayor distancia se genere entre una cosa y otra, aportará a la construcción de la democracia participativa a la que tanto aspiramos en mejores términos y condiciones, igualdad y plena libertad.
Base de datos…-
Marcelo Toledo Cruz arrancó esta semana una nueva etapa de posicionamiento al interior de Morena de cara al levantamiento de la encuesta mediante la cual se perfilará al candidato en pos de la Presidencia Municipal, frente a Carlos Morales Vázquez que no tiene partido y sin María Mandiola que se bajó del ejercicio demoscópico porque no tiene nada en Tuxtla Gutiérrez.***
Carlos Molano Robles está presente en el benchmarking de todos los partidos políticos, incluso se le mencionó en Morena, pero ciertamente tiene mayor distancia respecto del partido oficial. Al conocerse sus números, la medición positiva que arrojó en Movimiento Ciudadano, ni tardo ni perezoso, obligó a Claudia Trujillo Rincón a lanzar sus redes y todo parece indicar que viene buena pesca. Ciertamente no hay nada en concreto, es una exploración de posibilidades, pero el ex alcalde registra bien en las encuestas cuando se aplican en Tuxtla Gutiérrez.***
Otro peso de equilibrio es Paco Rojas sopesando los perfiles que lo acompañarán en esta odisea: si su propia candidatura eleva el nivel de competitividad en Tuxtla, es mejor llevar candidatos en las diputaciones que le sumen, que no tengan mayores niveles de desgaste que los suyos, porque entonces partirían heridos a la batalla.***
Willy Ochoa y Emilio Salazar están en la recta final de la alianza «Va por Tuxtla»; elevan por sí mismos la competencia en la capital, le ponen ingredientes diferentes, pero suficientes para hacer la elección tuxtleca algo mucho más cercano al choque de trenes que habrá el domingo 6 de junio. Willy ya encontró la veta: Tuxtla es una ciudad indigna, un grito de batalla que congrega a todos los malquerientes del malquerido alcalde en ciernes, Carlos Morales Vázquez.***