El sindicalismo atrapado por los fantasmas del pasado
**Gracias a Dios por llegar a un año más de vida
Dados los últimos acontecimientos generados en el estado, la realidad habla de que, una vez más, el sindicalismo chiapaneco sigue atrapado por los fantasmas del pasado y, peor aún, por los enemigos del presente y del futuro, que se empecinan en conducir a los gremios laborales hacia un callejón sin salida.
Tal es el caso de Guillermo Olivera Sánchez, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación para Adultos, Sección 07 Chiapas (SNTEA) y de sus recientes berrinches, desmanes y amenazas a la buena marcha de la educación.
Y es que al interior de la clase trabajadora del Instituto Chiapaneco para la Educación de Jóvenes y Adultos (ICHEJA), de manera sospechosa pero digna de escándalo, la dirigencia de ese gremio está impidiendo que los sindicalizados puedan recibir una prestación que les corresponde por derecho y que, por si fuera poco, llevan más de 10 años obteniendo este beneficio para sus familias.
Resulta increíble que, únicamente porque la federación, en aras de tener un mayor control de los recursos públicos y en cumplimiento del mandato presidencial de combatir a la corrupción, decidió enviar dicha prestación para despensa por medio de una tarjeta, la cual puede ser canjeada por mercancías en cualquier centro comercial o departamental, el líder del SNTEA alegue violación al contrato colectivo de trabajo y, de acuerdo con informes, amenaza con parar las actividades de esa institución.
Olivera Sánchez, exige que dicha prestación siga siendo entregada en efectivo, como se hacía anteriormente, lo cual ya no es posible porque cambiaron las normas y lineamientos de la administración pública federal; algo que el dirigente sabe pero que calla por conveniencia personal y política.
Nada que alegar y menos que pelear, toda vez que el monto de la percepción otorgada sigue siendo el que corresponde; esto es, 14 mil 100 pesos, en donde lo único que cambió –se insiste-, fue la forma de entregarse vía tarjetas, tal y como acontece el resto de las dependencias federales tanto en Chiapas como en otros estados de la república.
Descartando cualquier otra posible opción con la cual pudiera justificarse la intransigencia del dirigente estatal del SNTEA, porque no la hay, su actitud hace pensar que tras su amenaza al personal de base de no recibir ese legítimo beneficio, se ocultan intereses inconfesables que hace pensar en los viejos tiempos del sindicalismo mexicano que durante mucho tiempo se sirvió de la clase trabajadora para beneficio propio.
Para nadie es un secreto, que han sido los propios trabajadores los que han señalado una serie de irregularidades practicadas por el sindicato; con un gremio manejado por una persona que únicamente estudió hasta la secundaria, como lo es Guillermo Olivera Sánchez y quien después se entregó al modo fácil de vivir a costa del esfuerzo de los demás.
Tampoco en ese ámbito educativo pueden ignorarse los señalamientos en torno a un liderazgo sindical integrado con personajes como el propio Guillermo Olivera Sánchez, Franco Ochoa y Moctezuma Culebro Marín, quien por cierto, este último, se presume como un muy cercano primo de un aspirante a la alcaldía de Tuxtla y a quien se indica intenta amenazar con realizar el falso voto corporativo, como si se estuviera en otra época.
Lo cierto es que estos tres personajes, dicen los enterados que se han dedicado a violentar los derechos sindicales de los agremiados, quebrantando así los derechos humanos; por eso urge que la Secretaría de la Función Pública, la Secretaría de Hacienda y la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, tomen cartas en el asunto, porque en México y, por supuesto en Chiapas, nadie puede impedir que los trabajadores hagan efectivos sus derechos.
BASE DE DATOS…-
El coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, Eduardo Ramírez Aguilar, pidió a todos hacer política basada en el humanismo, la solidaridad y el respeto, porque “nada tiene de distinto que alguien no coincida con nosotros, no tiene por qué ser motivo de división, sino debe ser motivo de participación”.
Y vaya que en esta época electoral es necesario, porque desafortunadamente algunos aspirantes se están dando hasta con la sartén.*