Con 140 especies de aves, 13% de las especies de México, el emblemático parque urbano es un corredor ecológico clave en Chiapas y refugio de migratorias
Noé Juan Farrera Garzón / Aquínoticias
Bajo la sombra de árboles que antes fueron mangos, el Parque Joyyo Mayu en Tuxtla Gutiérrez late como un corazón verde. Daniel Pineda Vera, biólogo y fundador del colectivo Heliomaster, reveló que este espacio no solo es un escape urbano: es un trampolín vital para aves migratorias que conectan continentes.
Con el 13% de las especies de México y el 22% de Chiapas, Joyyo Mayu es más que senderos y áreas verdes. Su ubicación estratégica, entre montañas, lo convierte en un corredor bionatural para 70 aves viajeras que huyen del invierno de Estados Unidos y Canadá. «Es un puente vivo», destacó Pineda Vera.
El nombre zoque —»Flor de Mayo»— honra su herencia cultural, pero su verdadera magia está en la hojarasca. El biólogo advirtió: limpiar el «monte» rompe ciclos clave, como la polinización. «La basura no es el único enemigo; la sobreintervención también mata», subrayó, mientras abogó por rescatar arroyos entubados del río Sabinal para evitar inundaciones.
De rancho familiar a pulmón urbano, Joyyo Mayu enfrenta el reto de ser visto como ecosistema, no solo parque. «Aquí se aprende a leer la naturaleza», concluyó Pineda Vera, invitando a chiapanecos a proteger este santuario donde conviven cultura, aves y memoria.
Con información de Primer Plano Magazine




