Desde Oaxaca y Chiapas, Hugo Aguilar y Gilberto Bátiz inauguran una era de justicia democrática, itinerante y cercana, legitimada por el voto directo del pueblo
Aquínoticias Staff
Los futuros presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se encontraron como lo que son: representantes legítimos surgidos del voto ciudadano.
Hugo Aguilar Ortiz y Gilberto Bátiz García, electos en la histórica jornada del 1 de junio, protagonizaron una reunión que fue leída por medios nacionales como el inicio de una transición inédita: una etapa de cooperación institucional con sentido territorial, cercanía social y transformación judicial de fondo.
Ambos líderes provienen del sur del país —Aguilar, originario de San Agustín Tlacotepec, Oaxaca; Bátiz, chiapaneco con arraigo federalista— y comparten una visión: construir una justicia con rostro humano, itinerante y pedagógica, que dialogue con los pueblos, camine el país y devuelva dignidad a la representación judicial.
La propuesta de una Corte que recorra el país fue recibida por Bátiz con entusiasmo, quien planteó un Tribunal Electoral que escuche de cerca las voces del electorado y defienda el voto como herramienta transformadora, especialmente entre los sectores históricamente excluidos como los pueblos indígenas.
Medios como Reforma y La Jornada destacaron el tono de cooperación y el contraste con tensiones institucionales previas entre ambas presidencias. El Heraldo tituló con contundencia: “Se juntan los más votados”, resaltando el origen democrático de ambos. ZETA lo resumió con claridad: «una legitimidad inédita» puesta al servicio de una justicia distinta.
Más allá de los gestos simbólicos —como la propuesta de Aguilar de sustituir la toga por trajes tradicionales—, el encuentro trazó una hoja de ruta común: reconfigurar las estructuras del Poder Judicial para que la justicia no solo se imparta, sino se entienda, se respete… y se viva cerca de la gente.