La Convención Nacional Demócrata presentó oficialmente la fórmula de Joe Biden y Kamala Harris para a contienda electoral del 3 de noviembre. La importancia de una fórmula mixta es que juega un papel en lo simbólico y en lo concreto. La Senadora de California es la tercera candidata al cargo en más de 240 años de historia de ese país, antecedida por la republicana Sara Palin y su lamentable papel en 2008 y la demócrata Geraldine Ferraro en 1984.
Harris, sería la primera con ascendencia indo-afroamericana, razón por la que Trump no perdió el tiempo en tratar de desacreditar su candidatura. La abogada feminista y progresista de 56 años, exfiscal de su estado, es también defensora de los derechos de los migrantes y a través de su carrera ha demostrado altas dosis de pragmatismo (similar al de Biden) y un ejercicio del poder que se ve cómodo en ella.
En el camino a la nominación se ha quedado -por ahora- la cada vez más popular, Alexandria Ocasio-Cortez, quién con 31 años aún no alcanza la edad mínima necesaria para postularse al cargo, y que respaldó la campaña del excandidato progresista Berni Sanders. También se desvaneció la ilusión de ver a Michelle Obama en ese espacio de antesala a la presidencia. Ellen Warren, Susan Rice y otras grandes contendientes al final tampoco alcanzaron este espacio. La carrera de Harris es una aportación al contexto de ese país que busca una voz y un rostro femenino que revindique las demandas sociales feministas y las derivadas del movimiento Black Lives Matter.
Por otro lado, la presentación de la dupla demócrata ha sido estratégica en varios sentidos. Aunque los analistas le atribuyen poca contribución en las encuestas, y en sus inicios la vicepresidencia era un cargo casi simbólico, es la segunda posición más alta de poder ejecutivo y suplencia del presidente en caso de incapacidad o muerte, como le sucedió a Lyndon B. Jhonson, tras la muerte de JFK, así como a otros 8 vicepresidentes que han asumido de ese modo la presidencia estadounidense. También es obligado mencionar que un alto número de Vicepresidentes terminan ocupando la oficina oval en periodos posteriores dada su ventaja para obtener la nominación de la candidatura presidencial en su partido, como el mismo Biden, ex Vicepresidente de Barack Obama.
La decisión del candidato demócrata de poner en la boleta a una de sus contrincantes más duras podría enriquecer su postura y quizá logre alinear alas más progresistas del partido y aprovechar la coyuntura para integrar temas de derechos humanos en la agenda de gobierno para contrastar con la fórmula Trump-Pence y arrebatarles el mando. Si los demócratas ganaran los comicios, Kamala Harris se convertiría en líder del Senado además de Vicepresidenta y, sobre todo, en la mujer más poderosa de Estados Unidos.