Por Luis Jonathan Castillo Camacho
El crecimiento económico, la inclusión social y la protección al medio ambiente, son los tres pilares que sostienen la agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible.
En los últimos años, el Desarrollo Sostenible se ha definido como aquel desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer la facultad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.
Para poder lograr conseguir el Desarrollo Sostenible, es fundamental erradicar la pobreza, alcanzar un desarrollo económico y social que sea inclusivo y equitativo, de tal manera que no se vea comprometido el futuro y bienestar de nuestro medio ambiente.
El mayor reto para la construcción de la sustentabilidad es, inducir, apuntalar y consolidar mecanismos ciudadanos para controlar y moderar el ejercicio del poder político y económico, así como impulsar formas de educación popular que, arraigadas a los problemas locales, construyan nuevos diálogos y formas alternativas de interpretar y mejorar la realidad social en la que vivimos.
Para llevar a cabo estas estrategias, se requiere modernizar la gestión institucional, especialmente en los países en desarrollo, con personal técnico, sistemas de información, mecanismos legales y administrativos, necesarios para planificar cuando los incentivos racionales son insuficientes.
De igual manera, hace falta incentivar un cambio organizacional profundo, que promueva nuevas y mejores relaciones entre los actores (empresarios, trabajadores, proveedores, comunidad), favoreciendo con ello un desarrollo sustentable que valorice la diversidad cultural, social y territorial de cada país.
Es por eso que la acción de nosotros los jóvenes es fundamental para lograr alcanzar los objetivos de Desarrollo Sostenible. Somos la generación del futuro, a la cuál afortunada o desafortunadamente le tocará vivir en un mundo actualmente en decadencia, o de lo contrario, si se generan acciones sólidas y planes de acción firmes para combatir los problemas actuales, el panorama de nuestras vidas a futuro podría cambiar radicalmente en un aspecto positivo.
Los jóvenes somos una pieza clave de transformación y evolución en el sistema tradicional en el que las decisiones han tomado lugar hace siglos, nosotros tenemos la responsabilidad de reconstruir un mundo mejor en el cuál habiten nuestros hijos y todas aquellas personas en el futuro.
Es necesario elaborar y dar seguimiento a los diferentes planes de acción actuales referentes al alcance del Desarrollo Sostenible, dado a que únicamente contamos con 14 años para transformar y crear alternativas viables que den fin a muchos fenómenos sociales, económicos y ecológicos negativos que han existido y se han multiplicado hoy en día.
Si bien a lo largo de los últimos años los procesos de la civilización en crisis se han acentuado y han derivado en múltiples facetas de destrucción social y de los ecosistemas en todas las escalas, incluyendo la global, también el mundo, en respuesta a esto, ha sido el escenario del surgimiento de múltiples movimientos y organizaciones sociales en defensa de sus territorios, de su identidad y de los recursos naturales.
Como se menciona anteriormente, es fundamental impulsar la responsabilidad ambiental mediante el fomento a las buenas prácticas desde una corta edad, para de esta manera asumir los efectos de las diversas conductas sobre las personas y el entorno, esto como parte de un mejoramiento continuo.
Los jóvenes debemos seguir armando diferentes grupos organizacionales que logren sensibilizar a los demás miembros de la sociedad, a generar un cambio desde casa y de manera personal, así como alcanzar el entendimiento de cómo afectan las conductas positivas o en su defecto negativas del ámbito local hacia el global, para hacer conciencia que toda acción genera una reacción en cadena.
Esta transición consiste en sustituir un crecimiento cuantitativo, a un desarrollo productivo en donde los pilares de este se basen en la eficiencia, la innovación, la producción limpia y en la práctica de recuperación, reciclaje y reutilización. Asimismo, implica realizar cambios cualitativos en el patrón de inversión, tanto pública como privada y social, reencauzándola hacia proyectos sustentables y de alta rentabilidad social. La escala económica y el consumo deben ser coherentes con las capacidades regenerativas y asimilativas de los sistemas globales que sostienen la vida.
Es necesario que mediante los sectores juveniles de cada región o país, se logre una reflexión en cadena hacia otros miembros de la sociedad que aún no se encuentran familiarizados con los objetivos y temas de la agenda de Desarrollo Sostenible. Esto puede ser mediante programas sociales que brinden un empoderamiento a los jóvenes y posteriormente en base a una síntesis metodológica que se proporcione por grupos organizados hacia los demás jóvenes por medio de diferentes dinámicas de participación y actividades lúdicas, e incluso por el intercambio de experiencias propias y criterios , se pueda llegar a plantear un plan de acción en el cual se resuma su posición ante las diversas políticas que el Estado promueva relacionadas con los temas de importancia actual y fenómenos negativos en nuestro país por ejemplo, serían las relacionadas con la pobreza, la falta de empleo, las políticas económicas gubernamentales, y las cuales traten de la explotación de recursos naturales.
Otro tema importante es también el trabajo voluntario. En México no contamos aún con una cultura amplia de involucrarnos en trabajos de voluntariado, creo firmemente que mediante este ejercicio, los jóvenes podemos involucrarnos cada vez más en temas que nos apasionen o que aún no sepamos que queremos desarrollar en un futuro, y qué mejor que mediante la oportunidad de estar en contacto de lleno con ello, ya sea en una organización formal o simplemente en conjunto de otros jóvenes con iniciativa y con la misma idea de empoderar a la juventud por medio de su actividad y participación en temas que impliquen el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
De esta manera se lograría una mayor participación social ciudadana por parte de los jóvenes, y de este modo, una sensibilización y ganas de involucrarse en temas políticos y sociales que nos atañen a todos como comunidad nacional y en su defecto mundial.
Por último, otro aspecto importante sería el aumento del presupuesto, así como una mejor implementación de los programas dirigidos a jóvenes, dado a que en la actualidad existen varios programas y estrategias dedicadas a nosotros, sin embargo, estos siguen siendo de cierta manera limitados. Es urgente fortalecer las políticas, especialmente aquellas que son dirigidas a los jóvenes desde la Cámara de Diputados, las diferentes Secretarías de Estado así como en diferentes institutos como el de la Juventud.
La participación constante, y el monitoreo activo de los jóvenes, es necesario e indispensable para promover y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible en México y en el mundo, dado a que nosotros seremos en los próximos años quienes nos transformemos en líderes, impulsores y movilizadores sociales que promuevan y exijan el cumplimiento de la Agenda Global 2030.