La casa fenix, que resurgi de un terremoto

La vivienda de la familia de Melani en el municipio de Cintalapa se encuentra, ahora, entre las 20 mejores construcciones en Latinoamérica

Sandra de los Santos / Aquínoticias

En el 2017 se quedaron sin casa, literalmente, en la calle; pero ahora su hogar está entre las 20 mejores construcciones de Latinoamérica del 2020.

La familia de Melani, conformada por ella y su esposo así como dos hijos, se quedó sin casa en una comunidad del municipio de Cintalapa por el terremoto del 07 de septiembre del 2017. Aunque, de la vivienda lo único que quedó fueron pedazos de tres muros, fue declarada con daño parcial y solo recibieron 15 mil pesos del Fondo Nacional de Desastre (Fonden), que se fueron como llegaron.

Estaban casi que resignados a vivir hacinados y en condiciones precarias, pero ahora su casa llama la atención entre todas las de la comunidad, ganó la medalla de oro y la de plata en la Bienal de Arquitectura en Chiapas del 2019 y este año ganó la Bienal Nacional en la categoría de Jóvenes Arquitectos, lo que le permitió ingresar al Concurso del Premio Óscar Niemeyer para la Arquitectura Latinoamérica. Ahora, la construcción ya está dentro de los 20 finalistas.

Brenda Guillén Ventura y Rolando Guillén Rodriguez, dos jóvenes arquitectos egresados de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), que fundaron el despacho de Arquitectura Bios, fueron quienes diseñaron y dirigieron la construcción de la obra.

 

Brenda cuenta que junto a su pareja, Rolando, han buscado trabajar en la vivienda rural y con pocos recursos económicos. Lograron obtener el financiamiento de la Fundación Dignidad y Solidaridad para construir la vivienda de Melanie, que tuvo un costo total de 190 mil pesos.

El diseño y la construcción de la casa fueron de manera participativa con la familia que ahora la habita. «Desde el principio la familia nos dijo que no quería nada de adobe porque para ellos fue muy difícil lo del terremoto, en donde por poco y quedan ahí, entonces, lo que les daba seguridad es que fuera de otro material que no fuera adobe. Nos dijeron qué espacios necesitaban, nos dibujaron lo que querían y con base a eso nosotros nos pusimos a diseñar» cuenta por su parte Rolando Guillén Rodríguez.

 

La construcción, que se llevó cuatro meses, fue realizada por la propia familia y parientes más lejanos así como sus amigos, muchos de ellos con conocimiento de albañilería. La obra fue dirigida y supervisada por los dos arquitectos.

El techo de la casa se realizó usando una técnica llamada «domotec», que fue desarrollada por el académico de la Unach, Gabriel Castañeda, y la compartió para su uso en la vivienda y la comunidad. Esta ecotecnia permite que el techo se haga por partes y también que la vivienda tenga una mejor temperatura para zonas calurosas como Chiapas.

 

La vivienda es progresiva, es decir, su diseño contempla que pueda continuar la construcción en la medida de la necesidad de la familia y en la parte de enfrente se consideró un espacio de cultivo para autoconsumo. En total la construcción es de 64 metros cuadrados.

La vivienda ha logrado destacar por haber respondido a una necesidad social, su diseño y construcción participativa, el uso de ecotecnias y su bajo costo. «Se tiene la idea que se tiene que invertir mucho para tener una casa digna, de buena calidad  y bien diseñada y creo que este proyecto demuestra que no es así» coinciden los arquitectos.

La noche del 07 de septiembre del 2017 la familia de Melanie se quedó en la calle, ahora, su vivienda es el ejemplo de que aun cuando no queda nada se puede empezar de nuevo.

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