Durante Los Potis, la fiesta de San Juan, las calles se transforman con este baile callejero que preserva la herencia cultural zoque a través de la sátira y la alegría
Noé Juan Farrera Garzón / Aquínoticias
En el corazón zoque de Chiapas, Copainalá guarda una tradición festiva única: Los Potis. Más que un baile, es una explosión de humor donde disfraces exagerados y movimientos cómicos convierten las calles en escenarios de risas durante la fiesta de San Juan Bautista.
Esta manifestación cultural, aunque no es un ritual indígena ceremonial, funciona como espejo de la identidad zoque. Los participantes, con atuendos coloridos y actitudes hilarantes, crean un diálogo festivo con espectadores, donde la sátira y la convivencia refuerzan los lazos comunitarios.
«Es nuestra forma de reírnos mientras celebramos lo que somos», comparte un habitante local. La tradición, transmitida por generaciones, combina elementos coloniales con la cosmovisión zoque, particularmente durante las fiestas patronales de junio.
Detrás del espectáculo lúdico yace un acto de resistencia cultural. Los Potis encapsulan la memoria histórica de Copainalá: desde las máscaras que evocan figuras coloniales hasta los pasos que parodian viejos bailes europeos, todo reinterpretado con sello zoque.
La celebración se enriquece con otros atractivos: arquitectura vernácula, cascadas como las de El Aguacero y platillos como el pozol blanco. Juntos conforman un mosaico que atrae a visitantes nacionales y extranjeros.
Documentada en plataformas digitales, esta tradición demuestra cómo Copainalá preserva su cultura. Cada junio, Los Potis confirman que la identidad zoque sigue vibrando – no solo en rituales solemnes, sino también en la alegría compartida de sus calles.
Con información de Primer Plano Magazine





