Todo el silencio, la realidad de la discapacidad auditiva
Todo el silencio, es la ópera prima en el cine del director Diego del Río, menciono esto porque como director de teatro tiene varias puestas en escena. Este filme nos narra la historia de un grupo de personas que tienen discapacidad auditiva y los problemas que enfrentan en una sociedad despreocupada por este sector.
En la película nos encontramos con Miriam, quien por la mañana da clases de lenguaje de señas y por las tardes práctica teatro. Su pareja de nombre Lola sufre discapacidad auditiva, pero con la ayuda de un dispositivo puede escuchar y es oralizada. Asimismo, dando clases conoce a Moisés Melchor, quien tanto en el filme como en la vida real es sordo de nacimiento, señante y actor de teatro.
En este contexto, el conflicto de la historia surge cuando debido a una otosclerosis, Miriam comienza a perder el sentido del oído al igual que su madre, situación que le imposibilita continuar con el teatro y la lleva a enfrentarse a su pareja, quien desde pequeña sus padres le inculcaron que para ser aceptada en la sociedad debía ser oralizada.
Es en este momento en donde la película nos comienza a mostrar la realidad que viven las personas con discapacidad auditiva, con discriminación por parte de quienes sí escuchan y hasta de los oralizados, quienes se rehúsan a aprender lenguaje de señas.
Del mismo modo, nos enseñan un poco de su cotidianidad social, con personas en comercios u oficinas gubernamentales que no cuentan con protocolos para la atención a este grupo vulnerable, encontrándonos desde la falta de paciencia hasta alzar la voz como si así los fueran a escuchar.
Por otra parte, nos genera varias reflexiones sobre lo importante que es contar con protocolos de atención a personas con discapacidad, en mi experiencia la única institución que cuenta con esto es el Instituto Nacional Electoral (INE), pero lo realmente importante sería que en las escuelas el lenguaje de señas fuera una materia, con lo que garantizaríamos un verdadero lenguaje inclusivo, abatiríamos la segregación de niñas y niños con este padecimiento, y conseguiríamos una comunicación sana y efectiva que incluya a todos.
Finalmente, el largometraje de Diego del Río, inspirada en dos actores que conoció con la ya mencionada discapacidad, nos revela que las perspectivas son individuales al igual que las voluntades, por lo que no existe nada que pueda detener a las aspiraciones de una persona convencida de lo que quiere.
PD Esta película cuenta con subtítulos y lenguaje de señas para personas con discapacidad auditiva.