La Esquina Rota / Francisco Félix Durán

Heretic y la venta de fe

En casa he recibido a predicadores como los Testigo de Jehová y de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, estos últimos siempre me han causado preocupación porque sus misioneros son muy jóvenes, sus edades oscilan entre los 18 y 25 años. Mi alerta surge debido a que van a otros estados e incluso a países que no conocen a convertir personas a su fe y a veces temo por su seguridad.

Al respecto, si buscamos noticias negativas relativas a las tareas que realizan los misioneros encontraremos información muy escasa, lo cual está bien porque quiere decir que sus actividades son seguras e incluso que su fe los protege, pero también podría significar que con la enorme infraestructura que está religión posee, puede ejercer un control mediático y como en toda comunicación institucional: todo está bien.

Mi preámbulo surge debido a la película Heretic, dirigida por Scott Beck y Bryan Woods; el protagonista y a quien nunca imaginé en un papel de este tipo o en un filme de terror psicológico es Hugh Grant, quien recibe en su casa a dos misioneras mormonas e intenta replantearles su fe, ¿en realidad hay algo en qué creer o la fe es un producto mercadológico de las organizaciones?

En ese contexto, el Sr. Reed convence a las misioneras para que entren a su casa y con varios engaños entre la realidad y la ilusión, ahora tendrán que elegir entre dos puertas para poder salir: confirmar su fe o negarla.

Es así como surgen diálogos e interpretaciones muy interesante, quizás la que todos conocemos con el éxito del Código Da Vinci, son estos dioses que nacieron de una virgen o sin pecado concebido en distintas épocas y culturas, lo que les da un toque especial a sus destinos y sin ir tan lejos mencionemos a Huitzilopochtli, el dios más importante de los aztecas fue concebido cuando su madre Coatlicue encontró un ovillo de plumas blancas y lo colocó bajo su huipil.

Por otra parte, también se plantea a la religión como una organización y la comparan con un juego de mesa, que en realidad inventó Elizabeth Magie Phillips en 1902, con el nombre de El Juego del Terrateniente, pero en 1935 Charles Darrow presentó y vendió un concepto nuevo de lo que hoy conocemos como Monopoly, generando millones de dólares e infinidad de variantes, hasta los mormones tienen su propia versión de este juego.

Es así como haciendo la comparación con este juego de mesa, el protagonista plantea que la versión original de las religiones monoteístas es el judaísmo; la versión más popular es el cristianismo; la segunda edición nueva y más popular es el islam; y los cientos de variantes solo brindan nuevos significados o diferentes ángulos a la versión original y las populares.   

Finalmente, la interpretación final de la película queda en cada persona y su fe, pero lo que sí es un hecho y no está a discusión es el control que ejercen las religiones sobre quienes han perdido todo y el adoctrinamiento a los pobres para la resignación con la promesa del paraíso. Además, como dice el Sr. Reed en el filme: “Los misioneros son vendedores de una organización, el producto que venden es una idea”.

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