Los Cachorros, la triste historia del “Pichulita”
Los Cachorros, es un relato del Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, quien falleció hace dos meses en Lima: el 13 de abril de 2025. La historia va de un grupo de chicos que crecen juntos y descubren la hermandad, pero también lo que implica ser parte de la sociedad burguesa de los años 50 en el país del escritor.
Cuando niño, recuerdo haber visto la escena de una película mexicana que nunca olvidé: un perro bravo al que los estudiantes de primaria de un colegio temen, consigue escapar de su resguardo y va directo a las duchas en donde de una mordida arranca el pene del protagonista. Este filme homónimo del relato mencionado y dirigido por Jorge Fons, también habla de la castración dentro de un grupo que valora la masculinidad hegemónica.
En ese contexto, nos encontramos con Coellar, un estudiante de nuevo ingreso y posición acomodada, quien a pesar de su infortunio sobrelleva lo sucedido e intenta demostrar su masculinidad machista con actos audaces que sorprenden a sus amigos y llaman la atención de las chicas.
Lamentablemente al crecer y durante el descubrimiento sexual de las juventudes, se enfrenta a la idea errónea de que para ser un hombre y disfrutar de una vida sexual activa necesita un falo. Situación que lo lleva a alejarse de su grupo y caer en excesos que le generan depresión.
Es así como la rebeldía consentida por su condición cambia radicalmente cuando todos llegan a la edad adulta. Ahora la masculinidad se demuestra con un buen empleo, una familia y un patrimonio; así como con el cumplimiento de falsas reglas morales que lo segregan.
Finalmente, el “Pichulita”, apodo por el que conocían a Coellar, quien gozaba de una buena posición económica y social, poco a poco fue degradado por la sociedad machista y burguesa en la que creció, sin contar con ninguna oportunidad de reinserción.
¿Por qué nunca olvidé la escena mencionada y me impactó tanto en la infancia? Porque la sociedad no ha cambiado desde entonces, pero afortunadamente ahora están más fuertes los movimientos que difunden las nuevas masculinidades y la diversidad sexual, así que solo debemos escuchar o leer para aprender más y no repetir la historia del “Pichulita”.