La imagen si cuenta / Sandra de los Santos

Visibilizar a las mujeres en los eventos públicos trasciende a solo una imagen

Las únicas mujeres que aparecen en la fotografía de la inauguración son las que están vestidas de chiapanecas sosteniendo el listón inaugural. En la imagen del informe aparecen unas pocas mujeres que le aplauden a quien acaba de dar un discurso y habló por unos escasos minutos de la perspectiva de género en su gobierno. En la mesa del presídium para anunciar ese programa, que pretende impactar a toda la ciudadanía no hay ni una mujer. En el cartel del próximo congreso, que convoca una conocida universidad aparecen apenas tres mujeres de un total de 24 expositores.

No hablo de un informe en particular, tampoco de la inauguración de un evento en concreto o la cartelera específica de cierto congreso, y no lo hago no porque falten ejemplos, sino porque lamentablemente hay muchos. No se trata de una cuestión anecdótica, sino de un asunto complejo.

Las mujeres hemos estado invisibilizadas en el espacio público, y se han tenido que crear medidas afirmativas y algunas políticas públicas (pocas para las que se necesitan) para impulsar la participación de las mujeres en los lugares de toma de decisión, aun así no alcanzamos la paridad.

Hay espacios en donde la paridad es ahora obligatoria y por eso alcanzamos a ver más mujeres, pero seguimos viendo que a la mínima provocación, en el menor descuido somos relegadas, nos sacan de la fotografía, no aparecemos en el presídium, eso sería una nota al pie, sino se tratara del reflejo de lo que al interior de esa institución (inserte acá a la que quiera, cualquiera puede caber) sucede, es decir, las mujeres no estamos.

Si las personas tomadoras de decisión tuvieran interiorizado el tema de la igualdad de género esto ya no sucedería, algo les haría ruido cuando al estar en un evento las mujeres no aparecen en el presídium, no están en la primera línea, no son tomadas en cuenta en los carteles, esto no es poca cosa, es un síntoma que aún con todo y los esfuerzos que se hacen y los discursos que se pronuncian, las mujeres seguimos siendo relegadas en el espacio público.

¿Por qué nos importa el tema? Porque lo que sucede con esa imagen de las mujeres sosteniendo el listón de inauguración, aplaudiéndole a quien habla, sentadas en la última esquina es el síntoma de la enfermedad. La imagen cuenta, habla de historias y de padecimientos. Hay que cambiar la narrativa.

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