La inutilidad / Eduardo Torres Alonso

No quisiéramos ir diciéndoles adiós a quienes hemos leído. Por medio de sus palabras nos hablaron y aprendimos –o dudamos– con ellos. Resultamos interpelados y confrontados sin que el interlocutor supiera de nuestra existencia; con suerte, formábamos parte de un universo que él pensaba que lo leíamos. Si somos más ambiciosos, podríamos decir que el autor sabía que manteníamos una conversación, pausada o continua, tersa o intensa, con él. Luego, como todo, el silencio.

El recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023, quien defendió la utilidad de lo inútil, Nuccio Ordine, murió en su país, en Italia. Se terminó la lectura, la suya. Se cerró la puerta de la vida.

Leído y discutido en España y no tanto en México, Ordine formó parte de un grupo de pensadores que alegaba por el valor de lo que no necesariamente era útil (en el sentido del utilitarismo), pero que le daba sentido, densidad, a la vida humana. No podía ser de otra manera, él fue un erudito, especialista en el Renacimiento y en Giordano Bruno, el poeta y teólogo, quemado en la hoguera por pensar.

Se impuso a las adversas condiciones de su origen y construyó, contando sólo con su determinación, una opción de vida marcada por el encuentro con la cultura. La ignorancia no es puerto de destino.

Ordine fue un defensor de las humanidades. Tal vez, él haya sido su representante más notorio en los últimos años, al menos, en Europa. Se hizo acompañar de Rilke, Cervantes, Homero y Platón. De otros más, de lo mejor. ¿Para qué? Para pensar críticamente y con autonomía.

En este mundo, en el que vivimos al filo de la autodestrucción, en donde no se puede pensar más que en el día a día en muchos lugares del planeta porque la realidad es un abismo que atrapa el espíritu y ahoga las esperanzas, las humanidades, ese conjunto de conocimientos, despreciados y minusvalorados en un momento en el que se fetichiza la tecnología y se desdeña el saber, tienen un sentido de pertinencia e importancia porque hacen que el mundo se vea articulado, integral y complejo.

Las humanidades, en efecto, pueden que no ayuden a las expediciones espaciales o develen el secreto de los átomos, pero hacen que nos reconozcamos como lo que somos y comprendamos el por qué. ¿Hay algo más importante que eso?

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