-¿Pero, nadie hizo nada? Le pregunto incrédula a mi interlocutor.
-Todos nos quedamos paralizados, acababa de pasar una camioneta de la Guardia Nacional, pero creo que no lo vieron. Tuvimos miedo que vinieran armados.
Mi amigo me cuenta cómo fue testigo del secuestro de una persona en la región metropolitana de Tuxtla Gutiérrez. No dudo por un minuto de su relato, pero busco por todos lados y no hay ni un reporte de lo sucedido.
Reviso los casos de violencia en contra de las mujeres en los medios de comunicación y las redes sociales (es algo que hago de manera regular) y me entero del caso de una niña de 17 años que fue secuestrada en Villaflores y encontrada en Tuxtla Gutiérrez. También encuentro varias publicaciones en las que hablan de intentos de agresiones de tipo sexual en colonias de la ciudad como: Bienestar Social, colonia centro y Real del Bosque.
¿Es tan solo una percepción o la violencia en general (y en particular en contra de las mujeres) se ha incrementado)? de acuerdo a datos oficiales del Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública en Chiapas los delitos de homicidio culposo, robo a vehículos, robo a casa habitación, robo a negocio, violencia familiar, trata de personas y narcomenudeo incrementaron durante marzo del 2022 en comparación de la misma fecha del año pasado así como del mes anterior.
Las Carpetas de Investigación que se han abierto en el mes de abril y mayo aún no es información que haya dado a conocer el Secretariado. Sin embargo, con los datos que son públicos se puede señalar que los delitos como robo a vehículo, robo a casa habitación, robo a negocio, violencia familiar y narcomenudeo han tenido un incremento sostenido.
Los datos que ofrece el Secretariado y que el Observatorio Nacional Ciudadano analiza cada mes es información que debería de ayudar a tomar y/o mejorar decisiones en materia de seguridad pública; pero hay la percepción que no hay una directriz en este tema, que a lo mucho lo esfuerzos llegan a intentar apagar «bomberazos».
El tema de seguridad pública se debe abordar de manera integral, pero de forma reiterada, expertos en el tema han señalado que esa tarea no se está haciendo.
Además de que se necesitan políticas públicas en materia de seguridad pública también es indispensable que tengan perspectiva de género. La violencia nos perjudica de manera diferenciada a hombres y a mujeres.
Durante la contingencia sanitaria por el COVID-19 las más afectadas con la violencia fueron ellas, precisamente, porque muchas estuvieron en confinamiento con su agresor. Pero, ahora, que las medidas se han relajado somos también las mujeres quienes seguimos siendo afectadas porque la política de «¡Quédate en casa!» pareciera que nos la quieren seguir imponiendo pretextando la inseguridad.
«No salgas», «no salgas si no es acompañada»…eso no es una política pública, eso no es una medida para evitar la violencia contra las mujeres. Nosotras no podemos perder el espacio público porque los diferentes niveles y poderes de gobierno se resisten primero a aceptar la crisis que existe en materia de seguridad y después hacer algo.
No podemos acostumbrarnos a la violencia. No podemos acostumbrarnos a la falta de políticas públicas. No naturalicemos vivir en un ambiente hostil, no nos lo merecemos.