El Senador de Chiapas confió en que la decisión última respecto a la reforma energética está ahora en manos de quien ostenta la soberanía y no sólo de quienes la representan
Redacción
[dropcap]D[/dropcap]urante la discusión energética, el PRD propuso una reforma energética modernizadora que usara la riqueza petrolera para atender los problemas nacionales, desafortunadamente fue desfavorecido por la aritmética legislativa; no obstante, no renunció a la vocación democrática de ser una voz crítica y razonable, consideró el Senador de Chiapas, Zoé Robledo.
Al ser entrevistado respecto al proceso legislativo en mención, Robledo afirmó que su bancada no fue la del «no», sino la del «cómo sí».
«La crítica recurrente de los promotores de la reforma fue que nuestros planteamientos son ideológicos. ¡Y claro que lo son! Los son en la medida en la que nos diferenciamos en cómo concebimos el rol del Estado y defendemos lo público. Tener un rico y próspero sector energético no vale en sí mismo sino en la medida en la que éste pueda funcionar como el pegamento para transitar hacia un nuevo pacto social que reconcilie a la democracia con el mercado.»
El legislador chiapaneco sostuvo que en el proceso legislativo el resultado numérico era previsible. Fueron minoría y democráticamente se atuvieron a la regla de la mayoría.
«Advertimos que el voto a favor se distanciaría de la opinión de la mayoría respecto a la reforma energética. Los datos de la encuesta nacional de julio de Grupo Reforma nos dan la razón: 57 por ciento de priistas y 61 por ciento de panistas se manifiestan en contra de la apertura del sector petrolero al capital privado.»
Pero confió en que con la consulta popular los equilibrios cambien, que se conforme una nueva mayoría: la ciudadana, la que está desencantada de los partidos como mecanismos para procesar sus demandas.
«La Constitución pone en manos del pueblo la decisión última sobre los temas trascendentes de la nación, por ello la aprobación de la reforma energética en el Congreso no es el punto final, la decisión última está ahora en manos de quien ostenta la soberanía y no sólo de quienes la representan.»
