«La Providencia», un lugar en Cintalapa olvidado por la historia

Foto: Marcos Ramos

La gran fábrica de hilados y tejidos de algodón «La Providencia» está reducida a escombros; el tiempo y los habitantes han acabado con este legado

Marcos Ramos / Colaboración

Declarado hace unos años como monumento histórico por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el complejo arquitectónico del siglo XIX con estilo neoclásico que alberga la Fábrica de Hilados y Tejidos «La Providencia» hoy está convertido en ruinas y a punto de venirse abajo.
Este emblemático sitio se ubica a casi una hora partiendo de la cabecera municipal de Cintalapa de Figueroa, Chiapas, por la carretera panamericana libre México 190, hasta llegar al ejido Rosendo Salazar (Tolán). Después se avanzan dos kilómetros en camino de terracería hasta topar con la fábrica, en un lugar conocido como «Niños Héroes», colinda con el estado de Oaxaca, se encuentra sobre pequeñas colinas, tiene un clima sub-húmedo, con flora y fauna muy abundante.

La historia

Según los más longevos que aun habitan en este lugar, antes de ser lo que es ahora (escombros), este lugar fue una gran hacienda llamada «La Mesilla», la cual era propiedad de la señora Leocadia Toledo Castillejos, quien decidió venderla en 1886 a los hermanos de origen español Damián y Francisco Tort Rafols, que decidieron construir dicha fábrica, sin embargo, los problemas financieros los obligaron a venderla 10 años más tarde a don Leopoldo Gout Nivón.
Considerado como un empresario exitoso, Leopoldo Gout Nivón nació en 1863 en la finca «Santa Efigenia» ubicada en el municipio de Tapanatepec Oaxaca, pero quiso invertir en este estado y específicamente en este municipio.
Cuenta la historia que en 1873, el oaxaqueño quedó huérfano de padre, motivo que lo llevó a dejar su estado natal y mudarse a Tonalá, en la costa chiapaneca, donde vivió con sus abuelos maternos, propietarios de la Finca El Gulaver. Gracias a su empeño y dedicación logró ser cónsul de Francia en Puerto Arista, y luego senador del estado por el año de 1912.
«La Providencia» alcanzó su máximo desarrollo en los años 1899 hasta 1914. Era autosuficiente porque producía insumos de fibras vegetales y generaba energía eléctrica gracias a una represa; en los alrededores del conjunto había decenas de pequeñas viviendas para los peones, así como silos, bodegas y áreas para la producción agrícola.
Originalmente, el complejo arquitectónico de estilo neoclásico estaba compuesto por la casa principal, existía una nave industrial con chimenea, un edificio para la administración, la tienda de raya «La Industrial», bodegas, una cortina para el embalse del agua del pequeño arroyo, casas para los trabajadores y un puente.
En sus años de auge, con una maquinaria importada de Inglaterra, la fábrica llegó a producir 460 toneladas de manta al año. La materia prima llegaba de Oaxaca y Guerrero y era procesada por unos 300 trabajadores que vivían con sus esposas e hijos en esta pequeña ciudad, de unos mil habitantes.
En esa época eran las instalaciones más modernas, a base de mucho esfuerzo llegaron a tener 50 telares y una producción de diversas telas, entre las que destacaron el dril, el tusor, la cola de diablo, mantas de diversos calibres, entre otras.
Pero cuando todo parecía ser «miel sobre hojuelas», aparecieron «las tempestades» y la actividad de la fábrica disminuyó notablemente, a grado tal que en 1914 frenó su producción. En 1916 el ejército carrancista se posesionó de las instalaciones, y al año siguiente, el grupo contracarrancista apodado «Mapache», las ocupó temporalmente.
En 1920, Alberto Gout, hijo de don Leopoldo, intentó reactivar la producción, pero los malos resultados y las deudas contraídas obligaron al cierre definitivo tres años después (1923), y cinco años más tarde (1928) las máquinas fueron vendidas al en ese entonces presidente de la República de Nicaragua, Anastasio Somoza García, siendo ahí el fin definitivo de este ambicioso proyecto.
En este lugar se filmó en 1949 una película llamada «Rincón Brujo», dirigida por Alberto Gout Ábrego, y cuyos protagonistas fueron Víctor Junco y Gloria Marín.
«La Providencia» forma parte de uno de los más de 200 cascos de fincas y haciendas distribuidas en diversas zonas de la entidad, hubo haciendas en Comitán, en el Soconusco y en el centro; específicamente el municipio de Cintalapa de Figueroa cuenta con importantes haciendas, entre las más conocidas están «Santo Antonio La Valdiviana» que data del (siglo XVIII), Llano Grande (siglo XIX), Las Cruces, Montserrat, Macuilapa (siglo XIX), La Razón, Santa Elena, San Miguel, El Carmen y La Mesilla, mismas que florecieron en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

La vida real

Una vez que conocimos parte de la historia de este místico lugar, don Gustavo Colmenares Roque, una persona de casi 72 años de vida, oriundo de este lugar, muy amablemente nos acompañó en el recorrido que hicimos en lo que queda de la gran manufactera de hilados y tejidos de algodón que se ubica en la co-propiedad Niños Héroes, la cual es habitada por 40 familias, y nos compartió lo que en su memoria quedó grabado y no se borrará jamás.
Dijo que a él ya no le tocó trabajar en la fábrica, sin embargo, sí vio «entero» el lugar que, de 1980 a la fecha, el tiempo y la gente se han encargado de dejar en ruinas.
«Todo lo que hoy se ve así, estaba todo techado, pero dilató mucho tiempo abandonado y cuando se presentaron los últimos dueños, -los herederos- Romeo Gout Cano y Milton Castellanos Everardo, ordenaron a la gente de acá que le bajáramos las tejas a todo «el caserío» (a las casas), y después trajeron maquinaria pesada para demoler casi todas las construcciones, respetando sólo la casa grande y la parte donde fueron las oficinas, que hoy solo quedan de pie, los arcos».
Don Tavo tiene muchos recuerdos sobre este lugar, y nos comentó también que los herederos llegaron con su familia de Mexicali, Baja California y a nadie de ellos le gustó este lugar para vivir, por eso le dijeron al padre de Don Tavo, Don Cuco (Rodulfo Colmenares) que venderían la finca a un grupo de 15 personas llamado «Navalan», pero nunca hicieron algo para salvar este lugar. El presidente en ese entonces era Joaquín Gutiérrez.
En el 2011 y cuando todavía seguía en el abandono, un nativo de este lugar de nombre Laureano, organizó a un grupo llamado «El Nambimbo» conformado de 17 personas para ir a tocar puertas ante la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y con mucho trabajo se logró bajar un recurso de un millón 200 mil pesos que se utilizó para hacer unas obras con el fin de atraer el turismo, pero no se pudo continuar con este proyecto dado que el INAH nunca apoyó para inyectar recursos que permitieran al menos rescatar algo de este bello lugar.
El entrevistado recordó también que cuando fue presidente municipal de Cintalapa, José Guillermo Toledo Moguel, llevó a un grupo de ingenieros ya que según le «meterían mano» para restaurar la casa y convertirla en escuela, pero la comunidad no apoyó y los ingenieros se retiraron sin poder hacer nada.
«A pesar de que como está de abandonado y casi destruido, el 11 de julio del año pasado, nos visitaron un grupo de estudiantes americanos, dilataron cuatro días con nosotros, la comunidad les ofreció los alimentos y dormitorios, al igual que otro grupo de personas que dilataron dos días, y yo creo que si la Secretaría de Turismo del gobierno del estado, el CDI y el INAH nos apoyaran en reconstruir, este lugar sería un detonante para el turismo muy importante, ya que acá al lado, tenemos una presa muy grande, serían los dos atractivos que tendrían los paseantes para venir a conocer y a disfrutar», dijo Don Tavo.
Por último, subrayó que si los gobiernos pensaran un poco en la niñez y juventud, tal vez le quisieran poner un poco de empeño y la propiedad sería muy diferente, «pero lo veo muy difícil que eso suceda, también la gente de acá ha abonado para que todo esté en ruinas, porque nunca se esforzaron por cuidarlo, y en algunas casas están ocupando las puertas que esta construcción tenía, el saqueo ha sido desmedido».

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *