La rana verde de ojos rojos, guardiana del equilibrio ecológico en Chiapas

Con su papel clave en el control de insectos y la salud de los ecosistemas, esta especie es un indicador natural del bienestar ambiental en la región

Primer Plano Magazine/Noé Juan Farrera Garzón. –

En las selvas húmedas de Chiapas habita un ser fascinante, símbolo de la riqueza natural de la región: la rana verde de ojos rojos (Agalychnis callidryas). Esta pequeña especie, considerada una joya de los bosques tropicales de América Central, despierta asombro por su espectacular coloración y su papel vital en el equilibrio ecológico.

De cuerpo verde brillante, franjas laterales azuladas y amarillas, patas anaranjadas y ojos rojos intensos con pupilas verticales, esta rana no es venenosa, pero ha desarrollado estrategias visuales de defensa que la hacen inconfundible. Durante el día permanece inmóvil sobre hojas, camuflándose perfectamente; al sentirse amenazada, despliega sus colores brillantes para desorientar a posibles depredadores.

Chiapas es uno de los pocos lugares en México donde aún puede encontrarse en libertad. Su presencia está documentada en áreas de alta humedad y densa vegetación como la Reserva de la Biósfera El Ocote, o las regiones de Nahá y Metzabok, en plena Selva Lacandona. Aunque su distribución es discontinua, estas zonas ofrecen condiciones clave para su reproducción, que depende de cuerpos de agua temporales o permanentes.

Esta especie es de hábitos nocturnos y arborícolas. Los machos utilizan cantos y vibraciones para atraer a las hembras durante la temporada de lluvias. Allí ocurre un proceso fascinante: la hembra deposita los huevos en hojas situadas sobre el agua y, al eclosionar, los renacuajos caen directamente a su nuevo hábitat. En unos 45 días completan su metamorfosis.

Además de su belleza, la rana verde de ojos rojos tiene un enorme valor como bioindicador ambiental, ya que es extremadamente sensible a los cambios en su entorno. Su supervivencia está amenazada por la deforestación, el comercio ilegal y enfermedades infecciosas, por lo que su conservación es urgente, incluso si no está clasificada como especie en peligro según la NOM-059-SEMARNAT.

Para quienes desean observar a esta especie sin alterar su frágil hábitat, el Zoológico Miguel Álvarez del Toro (Zoomat), en Tuxtla Gutiérrez, ofrece una excelente oportunidad. Allí no solo se le exhibe, sino que se realizan investigaciones para preservar su existencia y difundir su relevancia.

Adentrarse en el mundo de la Agalychnis callidryas es también una manera de valorar la biodiversidad que distingue a Chiapas como un paraíso natural y cultural. Descubrirla es comprender el profundo vínculo entre el entorno y los seres que lo habitan.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *