Cuando China despierte
el mundo temblará. Napoleón
El ascenso vertiginoso de China produce hoy día cambios muy profundos en la geopolítica mundial y genera un terremoto en los equilibrios globales. Ello afecta, con diferente intensidad y grados, a la economía de países emergentes y desarrollados. México no es la excepción, como ya lo vemos en el Protocolo Modificatorio del T-MEC.
Para 2030 se prevé que China se convierta en superpotencia absoluta en ciencia, tecnología e industria. Especialistas afirman que antes de 2050 el gigante asiático desplazará a los Estados Unidos como primera economía mundial. Baste decir que mientras un país como Alemania anuncia inversiones estatales de 3,000 millones de euros hasta el 2025 para desarrollar la inteligencia artificial, China destina 130 mil millones de euros en el mismo periodo. A decir de Javier Ferrás «China es una autocracia big data monitoreada por la inteligencia artificial. Las autoridades chinas miden, mediante tecnologías digitales, los movimientos de los ciudadanos, sus conversaciones en redes sociales, sus registros médicos, académicos y laborales, los artículos que compran… Sus sistemas de formación de líderes son selectivos y meritocráticos. Un inversionista chino dice [en nuestro sistema político Donald Trump no habría pasado de gobernador de barrio de ciudad de provincias]». Cada líder debe demostrar éxitos en su gestión antes de acceder al siguiente nivel de liderazgo.
Va un poco de historia. Tucídides, padre de la «historiografía científica», escribió la Historia de la guerra del Peloponeso, texto que se estudia todavía en academias militares avanzadas de todo el mundo. En él explica la inevitabilidad del enfrentamiento entre Atenas y Esparta, y cómo el ascenso de Atenas generó en Esparta el temor a perder su hegemonía. Hoy el concepto lo utilizan académicos, historiadores, políticos y diplomáticos para describir cómo un poder ascendente, China, disputa la hegemonía a un poder dominante, los Estados Unidos. Los protagonistas de la obra son los pueblos y los Estados, sin prescindir de las intenciones de los líderes, por ello Collingwood llamó al historiador ateniense {padre de la historia psicológica}. Tucídides nos hace vivir, revivir los sucesos; destaca en los líderes la moderación, la contención y la prudencia como virtud cardinal. El historiador ateniense, también considerado el padre de la escuela del realismo político, valora las relaciones entre las naciones en función de su poder y no en razón de la justicia. Plutarco va más allá, pues destaca las virtudes del estadista, la firmeza de mando, la separación de la vida pública de la privada y la humildad de reconocer errores.
Hasta aquí este trozo de historia. Retomo un párrafo del Dr. Allison y su equipo del Proyecto Trampa de Tucídides, en Harvard. «Hay dos ejemplos que avalan la influencia de China: entre 2011 y 2013 China produjo y utilizó más cemento que todo el que E.U. produjo y utilizó durante todo el siglo XX, y desde 2007 el 40% de todo el crecimiento
económico mundial ha tenido lugar en China… E.U. se ve a sí mismo como [número uno], China se ve a sí misma como centro del universo. El valor fundamental de los americanos es la libertad, el de los chinos el orden.
Vemos al gobierno como un mal necesario, para los chinos el gobierno es un bien necesario. Somos inclusivos, ellos excluyentes. Nuestro horizonte temporal es ahora, el de ellos es infinito. Basamos la legitimidad del gobierno en la voluntad del pueblo, para los chinos la legitimidad emana del buen desempeño. Nuestra forma de gobierno es una república democrática, China es un régimen autoritario/totalitario.»
Pero la disputa por la hegemonía va más allá de lo comercial y económico, ahora la batalla es por la robotización, la
inteligencia artificial y el internet de las cosas. Voy a Willy Meyer en la edición impresa de Mundo Obrero, febrero 2019, «tecnología de quinta generación (5G) de conexión inalámbrica, que podrá cubrir un millón de aparatos (electrodomésticos, cámaras, sensores de todo tipo, vehículos, drones, etc.) en el mismo espacio…es decir, quien
controle esa tecnología ganará la carrera de la competitividad industrial, uno de los objetivos geopolíticos de máxima prioridad… E.U. trata a toda costa de evitar ese liderazgo, y ha exigido a sus aliados que no se permita a Huawei operar en sus países… Francia, Alemania y España hacen caso omiso y siguen autorizando la comercialización
de esa empresa. Trump ha intentado convencer a Occidente que la tecnología china 5G pone en peligro la ciberseguridad…»
Y México? Baste decir que en 2017 nuestro país tuvo un déficit récord de 67,432 millones de dólares con China, nuestro socio con mayor superávit comercial. Las cláusulas contenidas en el T-MEC también incidirán en nuestra dinámica comercial con el País del Dragón.