La Ciudad Perdida revela secretos del periodo clásico maya entre templos cubiertos de vegetación y murales ancestrales, custodiada por lacandones
Noé Juan Farrera Garzón / AquíNoticias Staff
Entre la espesura de la Selva Lacandona emerge la Ciudad Perdida de Lacanjá, un testimonio pétreo del esplendor maya que mantiene intactos sus enigmas. Localizada junto al río homónimo, este sitio arqueológico mantiene una relación histórica con Bonampak, evidenciada en sus estructuras semiexcavadas y glifos que narran su pasado.
«El glifo emblema del murciélago nos habla de su identidad política», explica un arqueólogo del INAH, mientras señala las estelas donde quedó registrada la captura de su gobernante Aj Popol Chay por Escudo Jaguar II de Yaxchilán, según relata la Estela 18. Estos vestigios confirman las complejas alianzas y conflictos entre ciudades-estado mayas.
La comunidad lacandona actúa como guardiana del sitio, combinando conservación arqueológica con protección ambiental. «Para nosotros, estas piedras hablan», comenta un guía local mientras conduce a visitantes por senderos donde se mezclan pirámides cubiertas de vegetación con ceibas centenarias. El recorrido exige una caminata de 2.5 horas a través de la selva, donde el canto de tucanes acompaña el rumor del agua cristalina.
El circuito ecoturístico incluye experiencias únicas: desde ceremonias tradicionales en el Centro Top Che hasta pernoctar en cabañas rústicas del Campamento Lacandones. «Cada visita ayuda a mantener viva nuestra cultura», destaca una mujer de la comunidad mientras muestra técnicas ancestrales de tejido.
A diferencia de zonas arqueológicas masificadas, Lacanjá ofrece una inmersión íntima en la historia y naturaleza. Investigadores destacan que el 60% del sitio permanece sin explorar, incluyendo su acrópolis, donde podrían hallarse nuevos murales comparables a los de Bonampak.
Vía Primer Plano Magazine




