Sin muchas oportunidades laborales, padres e hijos pasan horas descalzos y bajo los rayos del sol para llevar esperanza a casa
Ana Liz Leyte / Aquínoticias
Con herramientas básicas para trabajar el campo, algunos descalzos y todos bajo los rayos del sol y con sus cuerpos expuestos, es como trabajadores de ladrilleras artesanales laboran seis de los siete días de la semana en jornadas de más de ocho horas.
Hombres en compañía de sus hijos menores, desde tiempos ancestrales elaboran ladrillos de manera artesanal y esta continúa siendo la fuente de trabajo para decenas de pobladores del municipio de Chiapa de Corzo.
«No digamos qué bruto, pa» sobrevivir, esto no es para enriquecerse, es para sobrevivir… esto es lo que tenemos, una fuente de empleo nada más, independiente, aquí no tenemos un finiquito o algo así», explicó Arturo Torres, ladrillero chiapacorceño.
Para obtener el producto final -que son 20 mil ladrillos- transcurren dos semanas. Trabajadores inician escarbando la tierra de los paredones, posteriormente se remoja y se revuelve con aserrín y cascabillo (cáscara de café) ingredientes que ayudan a compactar dicha mezcla.
«Que seque para que el material entre seco dentro del horno donde se a cocer, tenemos los moldes de madera para que salga el cuadro, pero si quieren algún encargo las personas que vienen de fuera, San Cristóbal -allá les gusta mucho lo aparente-, nos indican y nosotros lo hacemos», explicó don Arturo.
Este tipo de ladrillos artesanales, suelen usarse mayormente en los conocidos «Pueblos Mágicos», pues su diseño luce más en estos espacios, señaló el trabajador mientras inspecciona que todos los procesos se lleven a cabo.
A pesar de la poca ganancia que obtienen quienes se dedican a este oficio, al existir pocas oportunidades para un trabajo formal, debido a su falta de estudios-argumenta don Arturo-, ven como una buena alternativa de empleo el ser ladrilleros artesanales y así, continuar preservando un oficio ancestral, en una de las ciudades más peculiares de la entidad chiapaneca.
