Ni las becas pueden mitigar el rezago educativo en Chiapas

Si se analizan con mayor detenimiento los datos tabulados de la ENH 2016 de la entidad, se advierte que el rezago educativo afecta en mayor proporción a las mujeres. En el país ven en esta condición 16 millones 487 mil 991 de ellas; son 21 millones 351 mil 46 menos que los hombres en la misma situación, cuya cifra asciende a 14 millones 352 mil 845

Julieth Rodríguez / Portavoz

[dropcap]M[/dropcap]ientras que el gobierno del estado publicitaba su impulso a la construcción de más espacios educativos, Chiapas se ubicó como el estado con el mayor rezago en educación a nivel nacional, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENH) 2016, dados a conocer esta semana.
Según los datos del censo levantado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los estados con la más elevada cifra de población que no cuenta con escolaridad o que la tiene pero no concluyó la secundaria fueron Chiapas (52.1 por ciento), Oaxaca (51.8 por ciento), Michoacán (47.8 por ciento), Guerrero (46.9 por ciento) y Veracruz (45.2 por ciento).
Aunque la estadística general revela que el rezago educativo en el país ha disminuido, si se consultan los datos tabulados de la encuesta —disponibles en la página web del organismo—, por entidad federativa, se constata que en el estado hubo un incremento en el número de personas que no asisten a la escuela.
El año anterior a esta ENH, la cifra de chiapanecos en esta condición era de un millón 239 mil 319; en tanto que para el siguiente período, un millón 330 mil 660. Es decir, un aumento de 91 mil 341 individuos.
El organismo reveló que en la entidad el 44.8 por ciento de personas entre tres y 30 años de edad asisten a la escuela y que disponen de beca o crédito educativo, lo que casi duplica el promedio nacional —que asciende a 23.4 por ciento—, por lo que se posiciona en primer lugar de 32, en este tema. Además de ello, más del 93 por ciento de la población en ese mismo rango de edad asiste a escuelas públicas.
No obstante, si se limita más el rango de edad a quienes tienen 15 años o más, Chiapas de nueva cuenta se posiciona con el 52.1 por ciento, como el primer lugar con mayor población que afronta rezago educativo. El estado supera el promedio nacional en esta variable, que fue de 34.4 por ciento.
La encuesta aclara que se considera que está en esta condición a la gente que no tiene escolaridad (ni preescolar); la que no cuenta con primaria; con secundaria incompleta; o con instrucción técnica y antecedentes de primaria.
En este aspecto, también se presentó un incremento entre chiapanecos de 15 años y más con rezago educativo con respecto al periodo anterior de estudio. Mientras que en 2015 la cifra de personas en ese rango de edad con esa situación ascendía a un millón 780 mil 715, para el siguiente año fue de un millón 879 mil 654. Es decir, se sumaron 98 mil 939 individuos en esta condición.

La cifra se «feminiza»

«Brianda», de 15 años de edad, dejó la escuela pública. Comenzó a trabajar a los 12 años para hacerse de uniforme, útiles y calzado, ya que el dinero que gana su madre —empleada doméstica— no es suficiente para cubrir sus necesidades y las de sus otros dos hermanos.
Ahora es niñera y aún falta para su horario de entrada. Su casa es humilde pero propia. Dos sillas de plástico y unas cuantas fotos integran su sala. Se encuentra sola, pues su hermano mayor y su madre han salido a trabajar. El más pequeño se halla en ese momento en la escuela y la familia trata de que no claudique en su educación.
—¿Cuál es tu horario de trabajo?
—De 6:30 de la tarde hasta las 8:00 de la mañana del otro día.
—Y ¿qué haces en tu empleo?
—Me encargo de ver la comida de los niños, que su uniforme esté limpio, ver si tienen tarea. A veces me toca lavar trastes, barrer, trapear, pero no del diario.
Apenas gana 50 pesos al día; su hermano aporta 300 pesos a la semana; su madre no tiene un sueldo determinado y su nivel de educación tampoco le permite aspirar a un buen empleo.
«Brianda» y su mamá se suman a los números en las estadísticas. Si se analizan con mayor detenimiento los datos tabulados de la ENH 2016 de la entidad, se advierte que el rezago educativo afecta en mayor proporción a las mujeres. Se ven en esta condición 16 millones 487 mil 991 de ellas; son 21 millones 351 mil 46 menos que los hombres en la misma situación, cuya cifra asciende a 14 millones 352 mil 845.
En el total de la población de 15 años y más (asciende a 89 millones 718 mil 043), predomina el sexo femenino con una densidad de 46 millones 100 mil 752 personas; los varones de ese rango de edad son —a la fecha del levantamiento de la encuesta— 42 millones 280 mil 387.
Si se comparan los resultados con la ENH 2015, en efecto hubo una disminución de mujeres en rezago, porque entonces su número era de 16 millones 869 mil 951; es decir, 3 millones 819 mil 60 más que ahora. Sin embargo, ese año también su cifra era superior a las personas del género masculino y en rezago educativo que ascendían a 14 millones 503 mil 82 varones.

Hombres vs. mujeres

Antonio López cala sobre sus hombros el hambre de siete personas. Él y su familia rentan una vivienda de tres cuartos.
Toño, como le dicen en el taller mecánico donde trabaja, es el mayor de cinco hermanos y trata de mantenerse en la escuela pero está seguro que desertará; ya aprendió a manejar, a vivir entre grasa, óxido y carros viejos a los que da talacha.
El cofre del Tsuru gris está abierto, es un cocodrilo mecánico a punto de deglutir a su víctima. Toño asoma la cabeza y medio cuerpo en él, como el domador de circo que hunde la cabeza en las fauces del león.
— ¿Porque empezaste a trabajar de chalán de mecánico?
—Al principio porque mis papás me mandaron para aprender. Luego, mi papá se enfermó y ahora no puede trabajar. Mientras él no pueda, yo tengo que hacerlo—, explica mientras reanuda el trajín con las tuercas aceitosas.
Suspende la labor un momento. Levanta la mirada al cielo, como si buscara un instante entre un rastrojo de recuerdos. Luego admite, entre giro y giro de la llave de acero, que estudia pero no le es sencillo.
—A veces porque no me da tiempo de hacer las tareas. Entro a trabajar a las 8:00 de la mañana, salgo del taller a la 1:00 p.m. y entro a la escuela a las 2:00 p.m.
Los resultados actuales revelaron que 22 millones 515 mil 989 chiapanecos de 15 a 30 años no asisten a la escuela. De ellos, 11 millones 131 mil 202 son hombres; y 11 millones 384 mil 787, mujeres. De nuevo, ellas son mayoría.
De entre los resultados más reveladores, resaltó que de ellos, 100 mil 530 dejaron los estudios porque «se embarazó o tuvo un hijo»; 658 mil 804, «se casó o unió»; 4 millones 549 mil 629, «por falta de dinero o trabajo»; 4 millones 798 mil 088, «no quiso o no le gustó estudiar o logró su meta educativa»; mientras que 195 mil 749 «nunca ha ido a la escuela» o tuvo «otro motivo» para desertar, tal como «Toño», que lo hizo por las necesidades de su familia.
En tanto que en las mujeres, un millón 29 mil 268 dejó los estudios porque «se embarazó o tuvo un hijo»; un millón 588 mil 732, «se casó o unió»; 3 millones 562 mil 174, «por falta de dinero o trabajo»; 3 millones 951 mil 903, «no quiso o no le gustó estudiar o logró su meta educativa»; y 424 mil 208 «nunca ha ido a la escuela» o tuvo «otro motivo» para abandonarla.
De eso se traduce que en el caso del género femenino, el hecho de procrear o el casamiento/unión han sido factores de alta incidencia en la deserción escolar, a partir de la adolescencia.

UNAM advirtió

La ENH 2016 lo reveló, las becas no frenan el rezago educativo pues Chiapas, primer lugar nacional con población becada, es también el primero con más personas en esta condición, igual que hace 10 años. La situación se repite con Guerrero y Oaxaca, también con alto índice de becados pero también de rezago educativo.
De acuerdo con el estudio «Plan de 10 años para desarrollar el Sistema Educativo Nacional» publicado en 2010 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la causalidad del rezago tiene diversos factores, entre estos, los asociados al Estado y la sociedad. Explica que la falta de garantías y de medios para hacer efectivo el derecho a la educación en determinadas circunstancias y en detrimento de ciertos grupos vulnerables lo convierte un asunto de primera importancia.
«La legislación no prevé expresamente sanciones en todos los casos en que se viola este derecho por lo que es necesario hacer justiciable el incumplimiento del derecho a la educación», se lee en ese informe que bien pareciera haberse escrito en la actualidad.
Refirió que la gravedad de la problemática demandaba priorizar la atención de los grupos en situación de vulnerabilidad, «para hacer justicia a los que más necesitan y menos tienen». Es decir, centrar las estrategias y líneas de acción de la alfabetización en las poblaciones rurales e indígenas, las mujeres, las personas con discapacidad y los desempleados.
Advirtió incluso del fallido uso de programas con política asistencialista, de los que muchas becas son parte: «La educación merece la más alta prioridad entre los programas sociales de apoyo a la población joven y adulta en situación de vulnerabilidad, porque de esta primacía depende que los programas compensatorios dejen de tener un simple efecto asistencialista y sean sustentables y mejor aprovechados (…)».
«Una sociedad bien educada, un Estado verdaderamente comprometido con la formación de las personas y una ciudadanía exigente de la calidad de los servicios educativos deben complementarse para vigilar y exigir el cabal cumplimiento del derecho a la educación. Si como afirma Jacques Delors, la educación encierra un tesoro, se debe cuidar y proteger ese patrimonio de la humanidad que es la mayor riqueza presente y futura», añadió.

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