La Colectiva Feminista Universitaria Rosa Luxemburgo nació el 31 de enero del 2021 en el contexto de las movilizaciones por la muerte violenta de Mariana Sánchez Dávalos
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Unos días después de la muerte violenta de la médica, Mariana Sánchez Dávalos, quien prestaba su servicio social en la comunidad de Nueva Palestina; Ixchel Ruiz López llamó a sus compañeros y compañeras en los grupos de mensajería a hacer algo para que no quedara impune el caso de su compañera estudiante de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach). La mayoría de las y los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales respondieron de manera positiva para movilizarse. Así nació la Colectiva Feminista Universitaria Rosa Luxemburgo el 31 de enero del 2021.
Lo que unió a esta colectiva fue la tragedia y la indignación, pero curiosamente por lo que más son conocidas las integrantes de este grupo es por incitar a la movilización y ofrecer información mediante la diversión, su principal canal de comunicación son las redes sociales en donde difunden memes.
Al interior de la universidad son conocidas como «las rositas». Ellas eran las responsables de los «memes» que se difundieron durante todo el paro y plantón estudiantil de la Unach en el que exigían una institución libre de violencia de género.
Ha pasado un año desde el movimiento, e Ixchel, Joana Camacho Solis, Patricia Fernanda Jiménez Guzmán, Vianey Fernández Zavaleta, Emmy Álvarez Rodriguez, algunas de las integrantes de esta colectiva, coinciden que falta mucho por hacer no solo en la Unach, sino en todas las instituciones de nivel superior.
«Nuestra primera idea fue que la colectiva fuera solo de la Facultad de Ciencias sociales, pero se fueron sumando estudiantes de derecho, de otras facultades y escuelas, y ahora aunque seguimos siendo más las de esta facultad hay también de otras» comentó Ixchel.
Las cosas no han cambiado mucho, aunque ahora existe un nuevo protocolo de actuación para atender casos de violencia en la universidad, que las propias estudiantes demandaron e hicieron posible en prolongadas mesas de negociación. También se crearon comisiones de género en la mayoría de las facultades, pero poco o nada pueden hacer cuando se encuentran con la apatía de las autoridades, dicen las estudiantes activistas.
Para muestra, comentaron, es que el director de la Facultad de Ciencias Sociales, Orlando Uriel Ovando se negó a apoyar el evento que hicieron las alumnas para festejar su primer aniversario. Fueron ellas las que tuvieron que pagar con sus propios recursos lo que se necesitó para el evento.
«Las carpas las dieron, pero tuvimos que pedirlo a rectoría y apenas nos acaban de responder que sí las van a instalar» dicen lamentando la situación.
Al interior de la colectiva también han tenido retos. Ellas mismas dicen que no es fácil autoproclamarse feministas y tener acuerdos horizontales. Además, que al interior del mismo grupo hay diferentes tipos de feminismos.
Pero, las coincidencias son muchas más, quieren que el movimiento feminista universitario sea más grande, anhelan tener un refugio para mujeres universitarias que quieren recuperarse de un aborto o sufren algún tipo de violencia.
Las integrantes de este colectivo dan seguimiento a casos de violencia al interior de la universidad, también acompañan a jóvenes que quieran hacer valer su derecho a decidir sobre su cuerpo, ofrecen asesorías jurídicas y son las comisionadas especiales de bajar información a la comunidad estudiantil mediante memes.
Un año puede ser mucho o poco, a ellas estos 12 meses les ha permitido encontrarse aun cuando la mayor parte del tiempo ha sido a distancia. Todas, desde antes, se proclamaban feminista, pero ninguna había participado en alguna colectiva. Ahora saben que juntas son más fuertes.